25.10.07

PLATÓN :LA CRÍTICA A LOS SOFISTAS Y EL INTELECTUALISMO MORAL

PROF. JESÚS PONS

Para poder comprender de manera adecuada la filosofía de Platón es necesario prestar atención al contexto histórico en el que surge y se desarrolla dicho pensamiento y, en este sentido, creemos oportuno señalar algunos aspectos que consideramos esenciales: concretamente nos interesa mostrar la visión que Platón tenía de la sociedad de su tiempo y los problemas que consideraba oportuno resolver. En este sentido, podemos afirmar que la crítica a los sofistas se convierte en el punto central para poder entender el desarrollo de su pensamiento en lo referente a los siguientes puntos: la defensa de la existencia de la verdad y de valores objetivos, por tanto, la defensa de que es posible adquirir conocimiento de la realidad. En otras palabras, podemos decir que gran parte de la filosofía platónica se configura como una crítica al relativismo defendido por los sofistas.

El objetivo principal de nuestra exposición consistirá en un análisis del pensamiento de los sofistas y en la crítica posterior de Platón, ahora bien, nuestro interés estará dirigido fundamentalmente al análisis de las razones por las que Platón considera esencial criticar el relativismo de los sofistas y sus consecuencias.

El pensamiento de los sofistas se puede resumir en los siguientes puntos centrales:

  1. Defensa del relativismo: el relativismo es la doctrina que afirma que no existen las verdades absolutas, es decir, que la verdad es relativa y, por tanto, no puede conocerse de manera objetiva. En este sentido, el relativismo defiende que no existe el conocimiento y que los valores no son objetivos. En última instancia, el relativismo de los sofistas defiende que la verdad depende del sujeto. A esta concepción se la denomina subjetivismo.
  2. El escepticismo: etimológicamente esta palabra significa “mirar con cuidado”, ahora bien, para los sofistas adquiere otro significado, a saber: que el conocimiento de la verdad es imposible y que no podemos estar seguros de nada, de ahí que defiendan la duda y la incertidumbre sobre el conocimiento y la verdad.
  3. El convencionalismo: según los sofistas las leyes de la ciudad y las normas morales son resultado de una convección, es decir, que son los propios ciudadanos los que establecen los criterios de lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto, por tanto, cada ciudad tendrá sus propios criterios para establecer los valores. Desde esta perspectiva, se defiende un relativismo moral, es decir, la creencia de que los valores morales no son universales, sino que dependen de cada cultura.
  4. El empirismo político: los sofistas defendían que lo bueno y justo es aquello que la mayoría considera de hecho como justo y bueno sin tener en cuenta si lo es verdaderamente.

Una vez que hemos expuesto brevemente los puntos centrales del pensamiento de los sofistas, creemos necesario abordar la crítica de Platón y, para ello, tendremos que mostrar cuál es el interés principal del pensamiento platónico.

Lo primero que tendremos que tener presente es que para Platón hay un isomorfismo entre el individuo y la sociedad, es decir, considera que para que un individuo pueda alcanzar la felicidad y la virtud es necesario que la ciudad también sea virtuosa y justa. En otras palabras, Platón defiende que el ser humano necesita vivir en sociedad y por ello es crucial que comparta una serie de valores sobre aquello que es justo e injusto, bueno o malo, pues sólo entonces será posible vivir en armonía. Pues bien, para poder alcanzar un gobierno que sea justo, es necesario conocer en primer lugar qué es la verdad, es decir, se requiere una reflexión previa sobre el conocimiento, pues sólo si conozco previamente lo que es la justicia podré actuar justamente. Esta forma de pensar es el intelectualismo moral que podemos caracterizar de la siguiente manera:

  1. La virtud es conocimiento. Esto significa que para poder actuar de manera justa es necesario conocer primero qué es la justicia.
  2. El vicio es ignorancia. Esto significa que el ser humano desea siempre su propio bien, ahora bien, el problema es que no siempre sabe reconocerlo y esa es la razón de que obre mal, creyendo sin embargo que hacía lo más conveniente para él.
  3. Nadie obra mal voluntariamente. Este punto es muy importante pues supone afirmar que si alguien conoce realmente lo que es la justicia o el bien, significa que necesariamente obrará de manera justa. En otras palabras, si alguien sabe lo que es la justicia no puede actuar injustamente y si lo hace es que en el fondo no sabía realmente lo que era la justicia.

El intelectualismo moral supone ciertos problemas, pues en el fondo, la experiencia parece indicar que a pesar de saber que algo es justo no siempre obramos justamente, por tanto, parece que no es suficiente saber que algo está mal para no hacerlo. No obstante, siempre se puede argumentar que en el fondo no se sabía lo que era la justicia o el bien.

Para concluir, podemos considerar que la crítica a los sofistas por parte de Platón es un intento de defender la existencia de valores objetivos y defender que es posible alcanzar un conocimiento de la realidad, por tanto, que la verdad es objetiva y es preciso conocerla para poder adquirir una serie de valores comunes necesarios para la convivencia. Sólo si podemos asumir una serie de principio y normas podremos obtener una armonía entre el individuo y la sociedad.