21.2.11

APROXIMACIÓN
ANTROPOLÓGICA
A LA FILOSOFÍA
DE LA HISTORIA
EN KANT
Jornades de Foment de la Investigació
Autor
Joaquín GIL.
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
ÍNDICE
1. Introducción ......................................................................... 3
2. La naturaleza humana ...................................................... 4
3. La disposición natural al bien......................................... 5
4. El plan oculto de la Naturaleza....................................... 6
5. La “insociable sociabilidad”............................................ 7
6. Conclusión ............................................................................ 9
12. Bibliografia .......................................................................... 10
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
1. INTRODUCCIÓN
Kant inicia en 1770 el conocido como “período crítico”, en el que se pregunta sobre las condiciones trascendentales de posibilidad en torno a cuatro preguntas con las que intenta delimitar el campo de la Filosofía:
¿Qué puedo conocer?, ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué me cabe esperar?, ¿Qué es el hombre? Y en la introducción
de su Lógica encontramos ya señaladas lo que constituirá la base para responder a tales preguntas:
A la primera pregunta responde la Metafísica; a la segunda, la Moral; a la tercera la Religión, y a la cuarta,
la Antropología. Pero, en el fondo, se podría considerar todo ello como perteneciente a la Antropología,
pues la tres primeras preguntas se refieren a la última

.
En este sentido, la reflexión sobre el ser humano es lo que da unidad a todo su proyecto filosófico, y por ello
hemos de considerar que la reflexión antropológica es indispensable para comprender en profundidad el
significado y alcance de su pensamiento. Por tanto, la finalidad del presente trabajo es establecer una clara
conexión entre esa tercera pregunta y las bases antropológicas que la definen.
Hemos de considerar que tal pregunta (¿Qué me cabe esperar?) tiene un sentido escatológico: la filosofía de
la religión, pero también la de la historia, tratan en Kant de delinear el destino del hombre y las condiciones
y posibilidades de su realización. Por tanto, el “qué” de la pregunta guarda relación con el destino del género
humano en su conjunto, con la finalidad a la que apuntan sus acciones morales. Y aunque el propio Kant especifica en la cita arriba mencionada que la Religión es la que da respuesta a la pregunta sobre la esperanza,
tal respuesta no puede agotarse en la mera dimensión religiosa. Pues el fin (telos) al que apunta la Religión
racional para el ser humano exige también la acción social y política para hacerse realidad en la Historia, a
través del tiempo

.
En cualquier caso, el núcleo del pensamiento kantiano, como hemos apuntado, lo constituye una reflexión
antropológica, en la que la libertad y la autonomía del ser humano se configuran como elementos esenciales,
indispensables e irrenunciables. Pues constituyen, en última instancia, la condición de posibilidad de la acción moral. Libertad y autonomía son, así, las capacidades del ser humano para determinarse a obrar según
leyes de otra índole que las naturales; esto es, leyes que son dadas por su propia razón
3
.
1
I. Kant (1800): Logik, en KantsWerke Akademie Textausgabe, Vol. IX, Walter de Gruyter & Co., Berlin, 1968, p. 25.

De la lectura de La religión dentro de los límites de la sola razón, así como de gran parte de los opúsculos kantianos sobre filosofía de la historia (o historia filosófica, tal y como al propio Kant gusta denominar), podemos concluir que la razón práctica exige, en tanto que idea regulativa y normativa, como horizonte, la realización -por medio de la Historia y del progreso moral- del
“reino de los fines” en la tierra y del dominio del principio del bien, existente en el género humano como disposición originaria.
3
Son conocidas las palabras de Kant en este sentido, como por ejemplo las que expresara ya en 1784: “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. […] Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia
sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia
razón!: he aquí el lema de la ilustración” (“¿Qué es la ilustración?”, en Filosofía de la Historia, FCE, Barcelona, 2000, p.25.)
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
Por ello, la reflexión sobre el hombre y su naturaleza, desde la antropología filosófica, es indispensable para
entender en qué medida puede realizarse el destino último del género humano proyectado por Kant a partir
de sus disposiciones naturales y constitutivas, llamadas a actualizarse mediante el devenir histórico y cierta
actitud teleológica de la Naturaleza.
. LA NATURALEZA HUMANA
Kant, cuando trata de definir la naturaleza humana, no puede prescindir de aquello que constituye el núcleo
de su filosofía práctica. Y por ello, en La religión dentro de los límites de la sola razón explicita claramente
que
(…) por naturaleza del hombre entenderemos tan sólo el principio subjetivo del uso de su libertad en general
(bajo leyes morales objetivas), principio que antecede a toda acción que cae bajo los sentidos y que puede
residir donde sea. Pero este principio subjetivo debe ser siempre, a su vez, un acto de libertad
4
.
En este sentido, cuando en la misma obra Kant constata y afirma, a diferencia del optimismo rousseauniano,
que existe una maldad radical en el ser humano, que éste “es malo por naturaleza”
5
, hemos de tener aquí
mucho cuidado con lo que se quiere decir.
Para Kant el ser humano viene definido por dos principios que coexisten en su naturaleza: un principio del
bien –que es una disposición, cualidad a la que se tiende, originaria- y un principio del mal –una propensión,
inclinación, subjetiva-. Por tanto, si consideramos la definición de naturaleza humana que el propio Kant nos
proporciona, podemos observar que es el propio individuo el que elige libremente como máxima de su voluntad entre un principio subjetivo del bien o del mal (con respecto a la ley moral objetiva), siendo ambos principios (tanto el del bien como el del mal), innatos al ser humano. Pues en caso de que éstos no existieran ya en
el individuo de forma innata, el libre albedrío se vería necesariamente constreñido. Así pues, tal propensión
al mal, al ser subjetiva, no es por tanto un principio de la Naturaleza, sino del libre albedrío de cada uno. Pero
en la medida en que es común a todos, en tanto que posibilidad de libre elección, es también innata.
En cualquier caso, que en el hombre conviva un principio del bien y uno del mal, eso no lo hace aún moralmente bueno o malo. Sino que, únicamente tomando libremente por máxima suya el bien o el mal, el hombre
se hace a sí mismo bueno o malo. Es decir, la coexistencia de ambos principios constituye la condición de
posibilidad de la naturaleza humana: su autonomía radical.
Desde esta perspectiva, la propensión al mal del individuo, para Kant, no puede tratarse de una debilidad en
dominar los incentivos de los sentidos (en tanto que ser fenoménico), sino de la “maldad” –que supone premeditación- de adoptar libremente como máxima el quebrantamiento del deber exigido por la ley moral
6
.
4
I. Kant (1793): La religión dentro de los límites de la sola razón, PPU, Colección NÓESIS, Barcelona, 1989, p. 37. El subrayado
es propio.
5
Ibid., pp. 47 ss.
6
Ibid., pp. 45 ss.
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
. LA DISPOSICIÓN NATURAL AL BIEN
Pero centrémonos ahora en las disposiciones originarias al bien, las cuales, desde la comprensión
antropológica, nos permitirán inferir su carácter determinante en la filosofía de la historia kantiana. Respecto
a estas disposiciones, el filósofo de Konigsberg realiza varias clasificaciones, destacando especialmente las
que recoge en La religión dentro de los límites de la mera razón y en la Antropología en sentido pragmático.
En la primera de estas obras, Kant distingue
7
:
- Una disposición vinculada al impulso y al instinto (animalidad).
- Una disposición vinculada a la razón en general (humanidad).
- Una disposición vinculada a la razón práctica (personalidad).
A su vez, en la Antropología, centrándose ahora en lo que distingue específicamente al ser humano del resto
de animales, Kant enumera otras tres disposiciones, en tanto que ser racional:
- Disposición técnica
- Disposición pragmática
- Disposición moral
Con estas dos clasificaciones, y siguiendo a Pérez Quintana

, podemos establecer una síntesis entre ambas,
distinguiendo cuatro disposiciones naturales al bien:
- Disposición para la animalidad: En tanto que ser viviente, y que se manifiesta en la tendencia e impulso a
la propia conservación, la propagación de la especie y en el instinto social.
- Disposición técnica: Que se manifiesta en la capacidad de manejarse mediante la razón teórica e instrumental
- Disposición pragmática: Que se manifiesta en la capacidad “para utilizar diestramente a otros hombres de
acuerdo con sus propias intenciones”
9
“Esta disposición, mediante el “egoísmo bien entendido .
10
y la “insociable sociabilidad”
11
, es la que permite el desarrollo de la civilización y de la sociedad civil reglada por una
constitución
1
.
-Disposición moral: Es la “capacidad de obrar respeto de sí y de los demás con arreglo al principio de la
libertad bajo leyes”
13
.
7
Ibid, pp. 41-44.

A. Pérez Quintana (1999): “Una disposición natural al bien”, en R. Aramayo (comp.), Ética y antropología: un dilema kantiano,
Ed. Comares, Granada, pp. 93.94.
9
I. Kant (179 ): Antropología en sentido pragmático, Tecnos, Madrid, 1991, p. 7 .
10
I. Kant (1798): “Replanteamiento sobre la cuestión de si el género humano se halla en continuo progreso hacia lo mejor”, en I.
Kant, Filosofía de la Historia, Tecnos, Madrid, 006, pp. 96.
11
I. Kant (17 4): “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita”, en I. Kant, Filosofía de la Historia, Tecnos, Madrid,
006, p. .
1
Cf. Ibid., pp. 10-11; y I., Kant: La religión dentro de los límites de la sola razón, op. cit., pp. 42-43.
13
I. Kant: Antropología en sentido pragmático, op. cit., p. 7 .
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
La disposición moral no está contenida, pues, en la razón en general, sino que forma parte de la razón práctica, la cual vincula la naturaleza humana de forma específica como ser racional y a la vez susceptible de
que sus actos morales le sean imputados. Pues esta facultad nos dispone para profesar un “respeto por la ley
moral [...] en tanto que es móvil del albedrío”
14
.
Considerando lo previo, lo que más nos interesa en este trabajo se refiere, principalmente, a la disposición
pragmática (o humanidad) y a la disposición moral (o personalidad), por su relación directa con la filosofía
de la historia kantiana.
Esta última, la disposición moral (y al igual que el resto de todas ellas), tiene que ser entendida como
potencialidad; es decir, Kant distingue lo que “es” de lo que “debe ser” en ese constante dualismo que lo caracteriza. Distingue el respeto efectivo a la ley moral de la capacidad de respeto a la misma. Por tanto, la idea
de la ley moral –junto con el respeto efectivo a tal ley- es la personalidad propiamente dicha; mientras que:
[…] el motivo subjetivo de que en nuestras máximas acojamos ese respeto como móvil parece ser una añadidura hecha a la personalidad, con lo que merecería el nombre de una disposición a la misma
5
.
Tal disposición la entiende Kant, por tanto, como una semilla que la Naturaleza pone en el hombre y que la
libertad hace germinar. Pues la perfectibilidad es un rasgo esencial del ser humano, tal y como el propio Kant
expone en el primer principio de sus Ideas para una historia universal en clave cosmopolita:
Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez completamente y con arreglo a un fin. […] una disposición que no alcanza su finalidad, supone una contradicción
dentro de la doctrina teleológica de la Naturaleza. Y si renunciamos a ese principio, ya no tendríamos una
Naturaleza que actúa conforme a leyes, sino una Naturaleza que no conduce a nada, viniendo entonces a
ocupar una desazonante casualidad el puesto del hilo conductor de la razón
6
.
Y en este sentido, para Kant la Historia es, precisamente, el modo en que tales disposiciones originarias del
género humano se desarrollan.
. EL PLAN OCULTO DE LA NATURALEZA
Como ilustrado que es, Kant, en su “Historia filosófica”, se plantea, por tanto, en qué medida, en qué condiciones y hasta qué punto tal Historia puede llevar a cabo la actualización del fin último del género humano:
es decir, la realización de la libertad como bien supremo, implícito en esa disposición moral originaria.
14
I. Kant: La religión dentro de los límites de la sola razón, op. cit., p. 43.
15
Ibid. El subrayado es propio.
16
I. Kant: “Ideas…”, op. cit., pp. 5-6.
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
Para Kant, la Historia humana, para la realización de este fin, sigue un plan secreto de la Naturaleza. Y en
este sentido, en Ideas… reflexiona sobre el devenir histórico como Historia universal en sentido cosmopolita,
siendo su telos último, respecto del ser humano, la mayor realización posible de la libertad. Sin embargo,
Kant es consciente de que la Historia no puede planificarse, ni es posible organizarla de ningún modo, pues
los hombres ni actúan de un modo plenamente instintivo (como el resto de animales) ni de un modo puramente racional que se ajuste a un plan predeterminado por ellos. Y aunque el individuo común sea incapaz de
ver en su presente la dirección de la Historia, ésta no deja por ello de estar construida a partir de la libertad
individual, lo que no impide, sin embargo, que haya un “hilo conductor”, un propósito de la naturaleza:
Poco imaginan los hombres (en tanto que individuos e incluso como pueblos) que, al perseguir cada cual su
propia intención según su parecer y a menudo en contra de los otros, siguen sin advertirlo –como un hilo
conductor- la intención de la Naturaleza, que les es desconocida. Y trabajan en pro de la misma, siendo así
que, de conocerla, les importaría bien poco
7
.
La Historia, protagonizada por los seres humanos, se escribe, pues, con “locura y vanidad infantiles e incluso, con frecuencia, por una maldad y un afán destructivo asimismo pueriles”
1
Pero dada la concepción .
teleológica de la Naturaleza –que necesariamente ha de procurar la realización de la libertad, en tanto que
disposición originaria del género humano-, el “absurdo decurso de las cosas humanas” ha de suponer “una
intención de la Naturaleza”, pues la Historia de la humanidad implica que los hombres, procediendo sin un
plan propio, se ajusten a un “determinado plan de la Naturaleza”
19
.
Y precisamente aquí, en este “absurdo decurso”, es donde adquiere consistencia otra de las disposiciones
originarias del ser humano: la disposición a la humanidad.
. LA “INSOCIABLE SOCIABILIDAD”
La disposición originaria al bien consistente en la humanidad –o disposición pragmática-viene caracterizada, como ya hemos mencionado, por esa “insociable sociabilidad” que define al ser humano y que sirve, en
último término, como motor en la realización histórica de la libertad exigida por la disposición moral.
Efectivamente, ya en el opúsculo Replanteamiento sobre la cuestión de si el género humano se halla en
continuo progreso hacia lo mejor, Kant constata que el progreso moral no puede proceder de un aumento
de la proporción del bien con respecto del mal en el individuo, pues eso exigiría un uso del bien y la libertad
17
Ibid., p. 4. Esta idea del plan oculto de la Naturaleza –y a pesar de las divergencias obvias de planteamiento- no podemos
menos que compararla con aquello que Hegel, años después, explicitaría en su Filosofía del Derecho (1821), quien en el parágrafo
§348 dice así: “En la cumbre de todas las acciones, y por tanto también de las histórico mundiales, se hallan subjetividades que
realizan lo sustancial. En cuanto formas vivientes de la acción sustancial del espíritu universal y por consiguiente inmediatamente idénticos a ella, esta acción se les oculta a tales individuos y no es su objeto ni su fin” (Principios de la Filosofía del Derecho,
Edhasa, Barcelona, 2005, p. 493). En cualquier caso, nos sirva esta comparación entre el texto kantiano y el hegeliano para resaltar la importancia del concepto moderno de progreso indefectible.
1
I. Kant: “Ideas…”, op. cit., p. 5.
19
Ibid.
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
mayor del que cada individuo posee, siendo imposible que el efecto supere la potencia de la causa eficiente
0
.
Por tanto, el progreso moral sólo puede producirse en la especie humana en su conjunto, como colectividad,
a consecuencia de una mayor legalidad que se extienda desde el interior de los Estados hacia un orden cosmopolita –en tanto que idea regulativa-, en el que el derecho se configura como la condición de posibilidad
del ejercicio de la libertad, siempre desde el concepto de una constitución republicana
1
Para Kant, el gran .
avance moral de un tipo de constitución tal, radica, pues, en su capacidad para establecer un orden internacional de paz duradera, pues “una sociedad civil organizada de acuerdo con ella [la constitución republicana]
no es una vana quimera, sino la norma eterna para cualquier constitución civil en general y el alejamiento
de toda guerra”

.
En esencia, pues, podemos decir que para Kant el desarrollo constante de la libertad de la humanidad en su
conjunto adquiere significado empírico en el desarrollo de la legalidad, que ha de trascender los límites de
los Estados para acabar extendiéndose en las relaciones interestatales de los pueblos hasta formar una sociedad cosmopolita. Incapaz el género humano de aumentar en lo más mínimo su base moral, su proporción
natural entre el bien y el mal, el progreso no vendrá definido sino como consecuencia de una mayor legalidad, que tiene su causa en lo fenoménico y empírico, y no en lo moral: es el “egoísmo bien entendido”
3
y la
“insociable sociabilidad”
4
lo que promoverá el entendimiento dentro de la comunidad y entre los Estados,
propiciándose sólo así el desarrollo de la libertad como exigencia práctica de la Naturaleza:
[…] lo único que puede esperarse y exigirse por parte del hombre es una sabiduría negativa, a saber, el
darse cuenta de que la guerra representa el mayor obstáculo para la moralidad, siendo preciso humanizarla
poco a poco, para que cada vez sea un fenómeno menos frecuente y acabe por desaparecer en cuanto guerra
ofensiva, con el fin de abrir el camino a una constitución cuya naturaleza, basada en auténticos principios
de derecho, pueda progresar tenazmente hacia lo mejor sin desmayo
25
.
0
I. Kant: “Replanteamiento…”, op. cit., p. 83.
21 Ibid., pp. 88 ss. En el texto Sobre la paz perpetua (1795) Kant define la constitución republicana como sigue: “[…] es aquella
establecida de conformidad con los principios, 1º de la libertad de los miembros de una sociedad (en cuanto hombres), º de la dependencia de todos respecto a una única legislación común (en cuanto súbditos) y 3º de conformidad con la ley de la igualdad de
todos los súbditos (en cuanto ciudadanos): es la única que deriva de la idea del contrato originario y sobre la que deben fundarse
todas las normas jurídicas de un pueblo” (Sobre la paz perpetua, Alianza, Madrid, 2006, pp. 52-58)

I. Kant: “Replanteamiento…”, op. cit., p. 95.
3
Ibid, p. 96.
4
I. Kant: “Ideas…”, op. cit., p. .
5
I. Kant: “Replanteamiento…”, op. cit., p. 99.
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
. CONCLUSIÓN
Tal y como se ha expuesto al principio de este breve trabajo, la intención principal era mostrar la importancia
de la antropología filosófica y de una determinada concepción del ser humano, en relación con la filosofía
de la historia kantiana. La tesis de partida era que, si la pregunta sobre el hombre es la que daba consistencia
al conjunto del pensamiento crítico, entonces también en los opúsculos kantianos sobre la historia de la filosofía tendríamos que ser capaces de rastrear la influencia de una determinada concepción del ser humano. Y
en este sentido, creo que podemos concluir que toda la “Historia filosófica” desarrollada por Kant no puede
entenderse si no se tiene en cuenta su concepción antropológica. Pues de ella depende, no sólo el telos de la
Historia (la realización del reino de los fines en la tierra y de la libertad, como idea regulativa en tanto que
disposición moral del ser humano), sino también el medio de que se sirve la Naturaleza para su progresiva
actualización (a través, pues, de la “insociable sociabilidad” definida por la disposición pragmática).10
Aproximación antropológica a la filosofía de la historia en kant
BIBLIOGRAFÍA
• Hegel, g.w. (1 1): Principios de la Filosofía del Derecho, Edhasa, Barcelona, 2005.
• Kant, I. (17 4): “¿Qué es la ilustración?”, en Filosofía de la Historia, FCE, Barcelona, 2000.
• Kant, I. (17 4): “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita”, en I. Kant,
Filosofía de la Historia, Tecnos, Madrid, 006.
• Kant, I. (1793): La religión dentro de los límites de la sola razón, PPU, Colección NÓESIS,
Barcelona, 1989.
• Kant, I. (1795): Sobre la paz perpetua, Alianza, Madrid, 006.
• Kant, I. (179 ): Antropología en sentido pragmático, Tecnos, Madrid, 1991.
• Kant, I. (1798): “Replanteamiento sobre la cuestión de si el género humano se halla en continuo progreso
hacia lo mejor”, en I. Kant, Filosofía de la Historia, Tecnos, Madrid, 006.
• Kant, I. (1 00): Logik, en KantsWerke Akademie Textausgabe, Vol. IX, Walter de Gruyter & Co., Berlin,
196
• Pérez QuIntana, a. (1999): “Una disposición natural al bien”, en R. Aramayo (comp.),
Ética y antropología: un dilema kantiano, Ed. Comares, Granada.
Kant y la Filosofía de la Historia http://www.iessantamarialareal.com/descargas/CZB_163.pdf
Sobre Idea de una historia universal con propósito cosmopolita.
Introducción
La Historia es una de las preocupaciones centrales de la filosofía kantiana. No se
puede olvidar que el filósofo de Konigsberg es considerado uno de los máximos
representantes de la Ilustración alemana, y que devoraba todas las noticias que le
llegaban de la Revolución francesa, que él recibió con un entusiasmo apasionado.
De hecho, Kant es uno de los primeros autores de la Historia de la Filosofía que se
hace plenamente consciente de su presente histórico. Al preguntarse ¿Qué es la
Ilustración ? (o al tratar de responder a la pregunta planteada por un periódico
alemán de la época), Kant se está preguntando ¿Qué es este tiempo que nos ha
tocado vivir, este periodo histórico del que somos una parte inherente? De hecho,
en la obra que vamos a analizar aparecen rasgos típicamente ilustrados, entre los
cuales hay que subrayar al menos dos:
• Autonomía : como el mismo Kant afirma, la ilustración “es la salida del hombre de
su autoculpable minoría de edad”, con lo que la autonomía moral se convierte en
uno de sus fines esenciales. El individuo ilustrado es capaz de pensar por sí mismo,
y de darse a sí mismo las normas morales que deben regir su vida.
• Emancipación : es una de las consecuencias naturales de la autonomía. El individuo
ha de ser capaz de tomar sus propias decisiones, al margen de autoridades religiosas,
políticas, militares o intelectuales, lo que implica “emanciparle” de todas estas
instancias.
En cierto modo, la concepción kantiana de la historia consistirá en pensar cómo se
van integrando estas ideas a lo largo de la historia, cómo estas ideas se van
desplegando en el acontecer de la vida humana. Por eso, la primera pregunta que
se hace Kant en la introducción se refiere precisamente a la finalidad de la historia.
Según una de las conclusiones de su filosofía práctica, la libertad de la voluntad y
la conciencia moral se manifiestan en cada una de las acciones morales. Así, cabe
entender la historia como narración de estas acciones. Kant entiende que la
Historia tiene una finalidad: “ […] al observar el juego de la libertad de la voluntad
en grande, se puede descubrir en ella una marcha regular; igual que se puede
llegar a conocer en el conjunto de la especie […] aquello que se ofrece confuso e
irregular a la mirada de los sujetos particulares” . Así, el individuo común es
incapaz de ver en su presente la dirección de la historia. Lo paradójico del caso es
que ésta parece estar construida a partir de la libertad de los individuos, lo que no Página 17
impide, sin embargo, que haya un “ hilo conductor” , un propósito de la
naturaleza:
“ Apenas si reparan los hombres en particular, ni el mismo pueblo en su conjunto,
en que, al buscar su sentido, según su propio propósito y a menudo en
contraposición a otros, persiguen sin darse cuenta, como hilo conductor, el
propósito de la naturaleza, que desconocen, y colaboran en su misma promoción,
aunque, si les llegara a ser conocida, poco les importaría.”
La historia no se puede planificar, ni es posible organizarla de ningún modo, pues
los hombres ni actúan de un modo plenamente instintivo (como los animales) ni de
un modo puramente racional, que se ajuste a un plan predeterminado. Lo que en
el presente parece una acción catastrófica, y nos empuja al pesimismo, puede, a la
larga, revelarse como una acción que consolida este propósito del que hablar
Kant. La historia se escribe, así, con “ necedad y vanidad infantil, a menudo
incluso con maldad infantil y afán de destrucción” . La “ contradictoria marcha de
las cosas humanas” desvela “ un propósito de la naturaleza” . Una historia de la
humanidad implica que los hombres, procediendo sin un plan propio, se ajusten a
un “ plan determinado de la naturaleza” .
De la primera a la quinta fase
Primera fase
“ Todas las disposiciones naturales de una criatura están determinadas a
desarrollarse alguna vez de manera completa y adecuada” . Kant apela a la
finalidad de la naturaleza uno de los temas centrales de la Crítica del Juicio . La
naturaleza no hace nada en vano, y no es posible un ordenamiento que no logra el
fin para el que fue diseñado. Sólo en una naturaleza gobernada por el azar es
posible que haya órganos que no alcanzan su finalidad inherente. En este caso, la
búsqueda de los objetivos ilustrados (autonomía, emancipación, justicia…) sería
tan sólo una “ aproximación desconsoladora” .
Segunda fase
“ En los hombres (como únicas criaturas racionales sobre la tierra), aquellas
disposiciones naturales que aspiran al uso de su razón deben desarrollarse por
completo sólo en la especie, pero no en el individuo.” La argumentación kantiana
es tan clara que podría incluso formalizarse. Si antes hemos comprobado que la
naturaleza crea los órganos para que éstos se desarrollen plenamente, y si Página 18

aceptamos que esta capacidad humana debe lograr tal grado de desarrollo,
cabrían dos posibilidades:
1. Que fuera posible, en el tiempo que dura la vida de un ser humano, desarrollar todas
las capacidades de la razón.
2. Que la razón se desarrolle en la especie y no en el individuo, de modo que “una serie
imprevisible de generaciones que se transmitieran una a otra su ilustración, para
impulsar, por fin, su semilla en nuestra especie hasta el grado de desarrollo que se
corresponde por completo con su propósito”.
Como, evidentemente, una vida humana no dura lo suficiente como para que la
razón alcance todos los objetivos, Kant opta por la segunda opción, de modo que
la razón se desarrolla de un modo completo en la especie y no en los individuos
particulares (idea que será uno de los pilares de la filosofía de Hegel).
Tercera fase
“ La naturaleza ha querido que el hombre extraiga por completo de sí mismo todo
cuanto sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no
participe de ninguna otra felicidad o plenitud que la que él mismo, libre de instinto,
se procure mediante su propia razón.” La naturaleza, que no despilfarra medios
para lograr sus objetivos, dotó al ser humano de razón para liberarlo del instinto.
Así, la razón debía ayudarle a proveerse de todo aquello que la naturaleza no le
dio (idea que aparece también en el mito de Prometeo). El hombre debe sacar de
sí mismo “ víveres, cobijo, seguridad exterior, defensa y todo el recreo que le
hace agradable la vida” . La naturaleza ha sido mezquina con el hombre, tacaña,
de modo que éste deba esforzarse por alcanzar lo que al resto de especies le es
dado por dotación natural. Así, el fin del hombre sería “ alcanzar una plenitud en
el desarrollo de sus disposiciones” .
Cuarta fase
“ El medio del que se sirve la naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus
disposiciones es el antagonismo de las mismas en la sociedad, hasta el extremo
de que éste se convierte en la causa de un orden legal de aquéllas” . Según una
célebre y conocida expresión kantiana, es la insociable sociabilidad” humana la
que hace avanzar a la sociedad: “ la misma inclinación a caminar hacia la
sociedad está vinculada con una resistencia opuesta, que amenaza continuamente
con romper esta sociedad” (caracterización bien distinta al “ animal político” de
Aristóteles). El hombre tiende a vivir en sociedad, pues ahí más a gusto, más
capaz de desarrollar sus disposiciones naturales. A la vez, el hombre es
individualista y mira por su propio interés, desconfiando del resto de seres Página 19
humanos. Esta concepción combina el “ hombre lobo para el hombre” del
contractualismo hobbessiano y la bondad natural del estado de naturaleza
rousseauniano:
“ Mas esta resistencia es la que despierta todas las fuerzas del hombre y le lleva
a superar su inclinación a la pereza y, movido por el ansia de honor, de poder o de
bienes, a procurarse un rango entre sus congéneres, a los que no puede soportar,
pero de los que tampoco puede prescindir.”
La sociedad implica un tránsito de la rudeza a la cultura, se desarrollan los talentos
y capacidades humanos, y, a partir de esta sociedad “ patológicamente
provocada” , surge un “ todo moral” . Sin la vanidad, el ansia, y la competitividad
no se desarrollarían otras capacidades morales y racionales. El hombre individual
quiere concordia, pero para la especie conviene que haya discordia y conflicto. El
orden de estas tensiones muestra, a juicio de Kant, “ el ordenamiento de un
creador sabio” .
Quinta fase
“ El mayor problema de la especie humana, a cuya solución la naturaleza la
apremia, es la instauración de una sociedad civil que administre el derecho en
general.” Para Kant la sociedad con la máxima libertad es aquella en la que los
límites de la libertad estén determinados, de modo que la libertad de un sujeto sea
compatible con la de los demás. Sólo en este tipo de sociedad puede lograrse el
más alto propósito que la naturaleza puede lograr en la humanidad, esto es, el
desarrollo de todas sus disposiciones. Una constitución civil plenamente justa es la
tarea suprema de la naturaleza para la especie humana. La necesidad obliga al
hombre a entrar en una sociedad de esta clase, pues al tener que competir con
otros seres humanos, se obliga a sí mismo a perfeccionarse. Kant compara así, al
ser humano con los árboles de un bosque:
“ Sólo en un coto tal, como la asociación civil, obran las mismas propensiones el
mejor resultado: como árboles en un bosque, donde uno trata de quitar al otro aire
y sol, forzándose mutuamente a buscar por encima de ellos, hasta alzarse
hermosos y erguidos; mientras que aquellos que brotan en libertad y separados
unos de otros, con sus ramas a placer, crecen raquíticos, corvos y torcidos.”
De la sexta a la novena fase
Sexta fase Página 20
“ Este problema es, a su vez, el más difícil y el que la especie humana resolverá
más tarde.” Kant afirma que el hombre es un animal que “ necesita un señor” ,
pues de lo contrario tiende a abusar de su libertad frente a sus semejantes. Por
ello requiere una ley que ponga límites a su voluntad, y un señor que le fuerce a
obedecer una voluntad válida en general. El problema es que hay que escoger
este señor entre los seres humanos, es decir, entre otro animal que también
necesita un señor (¿quién vigila al vigilante?, ¿quién juzga al juez?...) El jefe
supremo debe ser, por tanto, un ser justo por sí mismo, y, además, un hombre.
Kant lo expresa en otro de los conocidos fragmentos de este texto:
“ Esta tarea, por ello, es la más difícil de todas; su completa solución es imposible;
en una madera tan torcida, como aquélla de la que el hombre está hecho, no se
puede llegar a tallar nada del todo recto. La aproximación a esta idea es lo que la
naturaleza nos ha impuesto.”
Por tanto, el fin que la naturaleza ha dado a la humanidad es llegar a ser
completamente justa, recta. Sin embargo, Kant reconoce que este será uno de los
últimos logros de la humanidad, pues es el más difícil de todos, y requiere una
larga experiencia acumulada a lo largo de la historia, y serán necesarios muchos
intentos en vano antes de conseguirlo. La historia, el acontecer humano, se
convierte así en el “ banco de pruebas” de la humanidad, donde se acumulan
más errores que aciertos, más luces que sombras.
Séptima fase
“ El problema de la instauración de una constitución civil perfecta depende del
problema de una relación exterior legal entre los Estados, y no se puede resolver
sin este último.” En este apartado Kant abandona el plano puramente teórico, en
el que ha estado hablando de filosofía de la historia, y se centra en las condiciones
reales (sociales y políticas) que han de realizarse para que la naturaleza realice el
fin que ha diseñado para la humanidad. Aquí se refiere a un orden internacional
justo. Hasta que tal orden no se dé de un modo real y efectivo, la humanidad no
habrá realizado el fin que le es propio. Los Estados tienden a mirar sólo por su
propio bien, son egoístas, y eso es un obstáculo que se debe superar. La guerra
se convierte, desde esta óptica, en el modo en que la naturaleza realiza sus
ensayos imperfectos que, tras muchas desolaciones, conducirá a una unión de
pueblos. La barbarie y la opresión son pasos intermedios necesarios para realizar
la unión de todos los pueblos. Kant no es, ni mucho menos, un defensor de la
guerra (otra de sus obras lleva por título La paz perpetua , y es una reflexión sobre Página 21
la capacidad de la humanidad de alcanzar un estado de paz duradero), pero sí
entiende la función que ésta desempeña en el desarrollo de las capacidades
humanas. El hombre aprende de sus errores, y estos le empujan precisamente a
una “ gran unión de pueblos” . Pese a la crítica de sus contemporáneos
(Rousseau), Kant piensa que el hombre debe salir de su libertad brutal y salvaje y
buscar la tranquilidad y seguridad en una constitución legal. Las guerras son
intentos, “ según el propósito de la naturaleza” , de “ proporcionar nuevas
relaciones de los Estados” .
La destrucción y el desmembramiento deben conducir a nuevos cuerpos que
conduzcan, en último término, a una república civil con una constitución civil
interior y una legislación exterior. Como se aprecia, Kant aplica en toda su obra
una concepción organicista de la sociedad: el individuo forma parte de la misma, y
contribuye aún sin pretenderlo y sin ser consciente de ello, a sus fines. Kant
rechaza que la realización de esta república civil pueda producirse por azar. Es
necesario que la naturaleza siga una marcha regular. La unión de Estados, que
Kant asume como fin de la humanidad, será difícil de realizar, pues en el paso
previo la humanidad estará “ bajo la engañosa apariencia del bienestar exterior. Al
arte, la ciencia y la civilización debe unirse, argumenta Kant, un progreso moral.
Mientras los Estados miren sólo por su propio interés nada cabe esperar. El
trabajo de cada República en la formación de ciudadanos conducirá, a muy largo
plazo, a una moralización de los mismos, que sacará al orden internacional del
caos que lo caracteriza.
Octava fase
“ Se puede considerar la historia de la especie humana en grande como la
ejecución de una plan escondido de la naturaleza para llegar al estado de una
constitución perfecta del Estado en el interior y, respecto a este fin, también en el
exterior, como única situación en que la naturaleza puede desarrollar por completo
sus planes respecto a la humanidad.” Según Kant la experiencia histórica es un
pequeño esbozo, un apunte del fin de la humanidad. A este respecto, piénsese en
la significación que tuvo para Kant la Revolución francesa, que, en principio, sería
una prueba que vendría a confirmar su teoría. A este “ hilo conductor” de la
historia le llamará Hegel “ la astucia de la razón” capaz de desplegar, incluso allí
donde aparentemente no aparece, la libertad y la racionalidad humanas. Con todo,
el tiempo transcurrido es aún breve. Pero Kant piensa que su presente es una
oportunidad relevante para impulsar este proceso, para colaborar con la naturaleza Página 22
en la realización de los fines que ésta ha dispuesto. Kant piensa que las relaciones
entre los Estados de su tiempo, y la estructura cada vez más compleja de los
mismos, es un motor que les impulsa a mantener la libertad y la cultura, que es
también una garantía del desarrollo económico, social, político y cultural. Así, la
Ilustración es, en palabras kantianas, “ un gran bien que el género humano debe
extender” . Los pueblos obligan a sus gobiernos a extender servicios como la
educación y la guerra terminará convirtiéndose en un peligro, en algo que debe
pensarse muy bien antes de su realización.
El “ tosco esbozo” empieza a dibujarse en el horizonte histórico del tiempo en el
que vive Kant. Llegará a realizarse “ una situación general cosmopolita como
seno en que se desarrollarán todas las disposiciones originarias de la especie
humana.”
Novena fase
“ Un ensayo filosófico para elaborar la historia universal del mundo según un plan
de la naturaleza, que aspira a la plena asociación civil en la especie humana, debe
considerarse posible e incluso propulsor de este propósito de la naturaleza.” La
finalidad de la historia puede parecer una idea absurda, más propia de una novela
que de un ensayo filosófico. Sin embargo, si aceptamos que la naturaleza obra
según fines, esta idea debería servirnos como hilo conductor capaz de convertir en
sistema lo que, en apariencia, es tan sólo un agregado de acciones humanas sin
plan. Estudiar la historia de la humanidad es ir descubriendo “ una marcha regular
de mejoramiento de la constitución del Estado en nuestro continente (que,
verosímilmente, dará un día leyes a todos los demás)” . Este hilo conductor nos
ayudará para comprender el pasado y poder anticipar el futuro, pero también para
abrir una “ perspectiva consoladora” respecto al futuro, de modo que “ todas las
semillas que la naturaleza ha plantado puedan desarrollarse por completo y llegar
a cumplir su determinación aquí en la tierra.”
Kant no pretende una descripción empírica y “ objetiva” de la historia. Él
pretende ofrecer unos criterios normativos que regulan el desarrollo histórico, y,
además, cree que la difusión de cultura, o la misma discusión de esta idea,
contribuye a este desarrollo, aportando un pequeño impulso más a este gran
proceso transformador y emancipador. Para Kant, la historia elaborada por la
posteridad será precisamente la historia de la liberación de la humanidad, la
historia de la justicia, la autonomía, de la unión cosmopolita de Estados.