26.8.11

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ESTRUCTURA LÓGICA Y ARGUMENTATIVA DEL
TEXTO
Ahora hay que prestar atención al texto en su conjunto y no sólo a la idea central del
mismo. Una vez entendido el tema principal hay que comprender cómo desarrolla el
autor ese tema, qué ideas secundarias añade, cómo justifica su postura, a qué opiniones
contrapone la suya propia. Es el momento de ocuparse no sólo de lo que el texto dice
explícitamente sino también de lo que quiere decir, y sobre todo de lo que quiere
decirnos a nosotros. Recordemos que el comentario de textos consiste en establecer un
diálogo con el mismo a través del tiempo, y que la primera regla de todo diálogo
consiste en adoptar el punto de vista del interlocutor, comprender cómo piensa y no sólo
las palabras que utiliza.
El autor de un texto puede utilizar diversas proposiciones con distintos fines: plantear el
problema central, afirmar la tesis principal, fundamentarla, aclararla, matizarla,
ejemplificarla etc.. Puede exponer, además, una tesis contraria confrontándola con la
suya, exponer una subtesis, etc..
Son, pues, varios los niveles expositivos que puede presentar, y normalmente presenta,
un texto. Resulta excepcional que se limite a presentar uno solo de estos niveles, ya sea
la presentación del problema o de una tesis. Recordemos también el apartado referido al
sujeto del enunciado.
Lo que aquí se pretende, por consiguiente, es: a) Localizar y aislar los diversos niveles
expositivos componentes del texto. b) Establecer la articulación lógica o estructura
argumentativa que puede existir entre las diversas ideas y entre los diferentes niveles
expositivos que aparecen en el texto. c) Contestar a preguntas como las siguientes:
¿Existe un hilo conductor?. ¿Qué método de exposición realiza: enumerativa,
argumentativa, razonamiento deductivo, inductivo, método dialéctico etc...?.
No siempre resulta fácil realizar esta labor, debido a la brevedad de los textos, pero
siempre es posible localizar el orden lógico de lo dicho por el autor. Por ejemplo: ideas
introductorias a la presentación del problema o a la tesis que defiende; idea central de la
tesis; argumentación o razonamiento que apoya y fundamenta la tesis; subtesis que
puedan darse; ejemplos; conclusiones etc. Pueden aparecer matizaciones, contratesis, ya
sea al principio del texto para luego negarlas con la propia y su argumentación, o al
final, una vez fundamentada la propia y para rechazarlas desde sus propias conclusiones
y pruebas o argumentaciones, etc. Especial dificultad presentan los textos que no poseen
ni pretenden una estructura lógica argumentativa, tales como aforismos, textos de
vocación poética. Estos requieren un tratamiento particular.
1. CUESTIÓN DE ANÁLISIS ARGUMENTATIVO.
Las preguntas argumentativas sobre un texto son aquellas que hacen referencia a los
modos de razonar que utilizar el autor para exponer sus ideas, es una pregunta referente
a la organización de las ideas dentro de un texto.
El objetivo de la pregunta es que demuestres que puedes poner en marcha tus ideas,
estableciendo un razonamiento demostrativo, utilizando un lenguaje dado en los temas
en el que construyes tus razonamientos. Por ello aquí hay muchas formas de
argumentación.
Argumentación o razonamiento: es el conjunto de operaciones en el texto mediante las
cuales un filósofo intenta justificar y validar aquello que afirma. Forman parte de la
argumentación la manera de utilizar el sujeto de la enunciación, la forma de establecer
el significado de algunos términos, el uso de algunos conectores argumentativos y
algunas estructuras de la demostración.
Conclusión: es la idea o tesis que el autor presenta como validada al término de una
argumentación.
Premisa: es un enunciado o idea a partir de la cual se va a derivar otro enunciado. La
conexión entre premisas conduce a una conclusión y esta conclusión es una tesis
validada.
Tesis: es el punto de vista o la idea que un filósofo sostiene sobre un asunto
determinado. Puede afirmarla sin demostrarla, puede derivarla de un razonamiento y
puede formar parte de una argumentación en la que se mezclan distintas operaciones
argumentativas.
Demostración: es la forma de argumentar que pretenda hacer válida una idea, de manera
que sea universalmente aceptada como verdadera.
2. RESOLUCIÓN DEL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO.
Una de las mayores dificultades de los textos que no son didácticos es que en ellos no
aparecen claramente marcados los diversos niveles expositivos. Más bien ocurre lo
contrario. Basta comparar un manual cualquiera con un libro de ensayo para notar la
diferencia existente en la presentación del contenido. En el manual todo aparece
perfectamente organizado: diversos tipos de letra, diversos colores, cuadros, llaves etc..,
además de estar redactados en una cuidada prosa didáctica. De esta manera, el lector no
encuentra mayores dificultades a la hora de distinguir entre lo fundamental y lo
complementario, entre las definiciones y las explicaciones, las citas, los ejemplos etc...
En realidad, el libro de texto está concebido para facilitar la comprensión y para que se
proceda a una fácil memorización de su contenido, aunque para ello deba sacrificarse la
riqueza del contenido. La máxima colaboración que se le pide al lector es que resuelva
los ejercicios, que suelen ser comprobaciones de memorización, cuando no simple
aplicación mecánica de unos recursos.
En un ensayo las cosas son bien diferentes, y más cuando sólo se presenta un pequeño
fragmento de él. Muchos de ellos no vienen ni estructurados en capítulos, sino que son
una larga sucesión de párrafos, algunos larguísimos, en los que al primer golpe de vista
todo aparece mezclado.
Pues bien, las instrucciones que vienen a continuación te servirán para poder establecer
la estructura argumentativa de un texto.
Una vez analizados los sujetos de la enunciación presentes en el texto, te proponemos
llevar a cabo dos operaciones:
2.1.- MARCAR PALABRAS
Como en el caso del análisis conceptual, se trata, de poder ver lo esencial. Resaltar
palabras que conviene tener muy a la vista, primero para el análisis y después para la
redacción de la respuesta.
En este caso, lo esencial que hay que ver es la argumentación. La argumentación es el
esqueleto o la estructura, a veces poco visible, en la que se apoyan las ideas de un texto.
Hay que intentar poner de relieve lo que a primera vista puede estar confundido entre la
nube de palabras de las que está compuesto un texto. Por lo tanto, te sugerimos que
marques:
a) Las palabras que explícitamente utiliza el autor para hacer referencia a las
operaciones argumentativas que está llevando a cabo. Éstas son algunas de ellas:
b) Los conectores argumentativos. Los conectores argumentativos son las palabras o
expresiones que introducen una cierta operación argumentativa. A continuación te
ofrecemos una clasificación de las palabras y expresiones castellanas más utilizadas
como conectores argumentativos en los textos filosóficos. La clasificación indica la
función argumentativa de cada grupo (ten en cuenta que he seleccionado tan sólo
conectores que pueden tener una función argumentativa en los textos y no hemos
contemplado los conectores que sólo realizan funciones gramaticales).
Como la lista no es ni mucho menos exhaustiva, te proponemos que ante la duda acerca
de si una palabra es conector argumentativo o bien de cuál se trata, busques sustituir el
conector que no sepas clasificar por el primero indicado en el apartado.
Es poner de relieve lo que puede estar confundido, identifica:
- Sujetos de enunciación.
- Palabras que hacen referencia a las operaciones argumentativas
- Conceptos argumentativos
- Los puntos de partida
- Establece y reconoce con exactitud la conclusión
- Reconstruye los pasos intermedios que han llevado desde los primeros a los segundos.
- Debes ver cómo se organizan y vinculan entre sí esos pasos intermedios
2.- FRAGMENTAR
Es fragmentar el texto en tantas partes como enunciados o ideas encuentres y
reconstruye de forma argumentativa el texto.
Indicaciones para realizar la argumentación: Analiza la fundamentación de la tesis
según premisas aportadas para ello. Compara la tesis con la de otros, señala semejanzas
y diferencias.
Recuerda el análisis de argumentos tiene como finalidad mostrar la estructura
argumentativa del mismo y dar cuenta de la comprensión de un problema. Ello supone
que tú mismo seas capaz de argumentar y de plantear tesis adecuadamente
fundamentadas.
Recuerda que su objetivo es que demuestres que puedes analizar minuciosamente un
texto, atendiendo a todas las operaciones que un filósofo pone en marcha para validar
sus ideas.
Que demuestres tus destrezas en reconocer cómo ha sido elaborada una argumentación.
Es decir, en resaltar la estructura racional del pensamiento del autor señalando la
manera cómo están vinculados entre sí un conjunto de presupuestos para llegar a la
conclusión que se pretende afirmar.
FORMA DE LA CUESTIÓN ARGUMENTATIVA
Es una pregunta que apunta a establecer el razonamiento que la ha hecho posible, un
ejemplo puede ser: ¿Mediante qué razonamiento llega Hume a la conclusión: "no es la
razón la guía de la vida, sino la costumbre"?. Toda argumentación parte de unos puntos
iniciales y aspira llegar mediante la combinación y organización de argumentos
secundarios a un resultado final que se considera probado o verdadero en virtud de la
forma cómo han sido trabados los argumentos que han conducido hasta él.
RESOLUCIÓN DE LA CUESTIÓN ARGUMENTATIVA
Te proponemos llevar a cabo dos operaciones:
REDACTAR
1) Debes indicar que el filósofo al que pertenece el texto es el autor de los
significados que se exponen.
2) Si hay otros puntos de vista además del autor, se pondrá de manifiesto.
3) Si utilizas información extraída del texto, indícalo con claridad.
4) La presentación de la respuesta tiene que tener forma de análisis, hay que
ordenar y dividir las partes. Para ello debes utilizar expresiones de orden.
5) Reordenar los enunciados que aparecen en el texto porque así lo requiere la
argumentación.
6) Si utilizas información externa al texto, debes diferenciarla de la que extraes del
propio fragmento.
7) La respuesta debe tener una presentación analítica: utiliza el punto y aparte
como recurso para separar cada uno de los pasos de la argumentación.
8) Recuerda que una buena calificación puede depender de tu capacidad de
exprimir el texto, no despreciando nada por poco significativo.
Con frecuencia, pero variando según los estilos literarios de los autores, las
argumentaciones pueden ser más claras o convincentes, pero todos pretenden lo mismo
y todos argumentan de igual manera: encadenando causalmente argumentaciones hasta
llegar a lo que quieren probar.
Advertencia: Aquí tampoco se le pide al alumno que ponga nada de su parte sino que
sólo muestre si es capaz de reconocer la forma lógica y argumentativa del texto que se
le propone. Por lo tanto, sólo hay que atender a la forma argumentativa y no a los
contenidos, verdad o falsedad de las argumentaciones, y considerar que la aportación
del alumno es la de descubrir o reconocer y no la de juzgar el contenido de los
argumentos.
Así como en el punto de vista anterior la idea central se expresaba en un resumen, esta
comprensión se concreta en un esquema de contenido. Un esquema consiste en indicar,
de manera breve y sintética, los diversos pasos que va dando el autor en el desarrollo del
tema. Para ir descubriendo esos pasos habrá resultado muy útil utilizar el subrayado del
texto: cada vez que nos encontramos con una idea nueva (o un aspecto nuevo de la
misma idea) subrayaremos la frase. El mismo texto así anotado nos irá dando la pauta
para distinguir las ideas principales y las secundarias, que habrá que distinguir en el
esquema. Este esquema puede realizarse con frases redactadas, en forma de gráfico, de
cuadro sinóptico, etc., de acuerdo a nuestras preferencias personales.
Hay que advertir que todo esquema implica una interpretación personal del texto. Es
decir, cuando "desarmamos" el texto en ideas principales y secundarias estamos
leyéndolo desde un punto de vista determinado: el nuestro. No podemos evitar que en la
lectura que hacemos de él intervenga nuestra propia manera de ver las cosas, el punto de
vista de un tiempo y una situación muy distintos. Pero no hay que confundir esta
interpretación con un comentario que le haga decir al texto lo que no dice: no se trata de
inventar sino de comentar. Sólo la práctica y el estudio de cada autor pueden lograr este
equilibrio.
Conviene hacer aquí algunas advertencias:
• Un resumen no es una copia ni una abreviatura del texto. En lo posible, y aunque a
veces utilicemos expresiones del autor, es mejor redactar utilizando nuestros propios
recursos.
• Un resumen debe ser más breve que el mismo texto: no se trata de "decirlo todo": hay
que limitarse a esa idea central que buscamos.
Un buen ejercicio, una vez realizado el resumen, consiste en buscar un título al texto.
Un título consiste en "un resumen del resumen": expresar en una pocas palabras el tema
central del que trata el fragmento elegido.
3. COMENTAR Y CRITICAR
Los dos pasos anteriores se referían al texto mismo: ahora se trata de relacionar el texto
con otros puntos de vista. Es el momento de seguir el diálogo, que hemos comenzado
escuchando, incorporando al mismo otras opiniones, incluso la propia. El comentario y
la crítica son, por lo tanto, los momentos más creativos y personales del estudio de un
texto. Teniendo en cuenta que este esquema es meramente indicativo, vamos a sugerir
tres momentos distintos para esta etapa, sin olvidar que todos los pasos están
íntimamente relacionados.
3.1. El contexto:
En un orden estrictamente lógico, el estudio del contexto debería haber sido colocado
antes, ya que no se puede comprender un texto si no se sabe a qué época pertenece,
cuáles eran las ideas de su tiempo, de qué obra ha sido extraído, etc. Sin embargo, nos
parece preferible acercarse al contexto después de una primera aproximación a su
contenido, porque de esta manera el estudio del contexto no se convierte en una mera
recopilación de datos sueltos, sino en un acercamiento al ambiente histórico y cultural
en el que ha nacido un texto que ya se conoce.
• En primer lugar habrá que averiguar qué lugar ocupa el texto que estamos comentando
en la obra de la cual ha sido extraído. Para ello necesitaremos recurrir a una Historia de
la Filosofía o manual.
• En segundo lugar, averiguar qué lugar ocupa esa obra en el conjunto de las obras del
autor. Es importante, por ejemplo, saber si se trata de una obra de juventud o de
madurez.
• En tercer lugar, habrá que conocer algunos datos del contexto histórico en que se
escribió la obra. Como hemos dicho antes, una obra filosófica no surge solamente de la
cabeza de su autor sino de un conjunto de circunstancias históricas y sociales que a
primera vista tienen poco que ver con la filosofía. Por ejemplo, sería imposible entender
a Platón o Aristóteles sin conocer algo de la historia de la democracia griega o a Sartre
sin saber que su filosofía surge después de una terrible guerra mundial.
• Y en cuarto y último lugar, será necesario comprender el contexto ideológico del
texto. Es lo más difícil pero a la vez lo más importante. Como hemos dicho antes, todo
texto dialóga con otras ideas: las apoya, las discute, las matiza, las completa. Para
comprender realmente la opinión de un autor sobre un determinado tema es preciso
saber con quién está hablando, a quiénes se dirige y a quiénes está respondiendo aunque
no lo diga claramente. Para comprender a Hume es necesario saber que se opone a los
racionalistas.
3.2. Comentario crítico
Hemos llegado casi al final. Se trata ahora de recoger todos los elementos que hemos
ido acumulando en los pasos anteriores para conversar directamente con el texto: es el
momento de preguntarnos, por ejemplo:
• ¿Qué aporta este texto a la historia del pensamiento? ¿En qué medida avanza con
respecto a las opiniones de filósofos anteriores o contemporáneos?.
• ¿Son convincentes sus argumentos? ¿Tienen lagunas o incoherencias? ¿Qué
repercusiones va a tener en la historia posterior? ¿Qué valor actual tienen sus opiniones?
¿Sirven para comprender mejor los problemas de nuestro tiempo?.
• ¿Las opiniones que defiende el texto se ven afectadas por nuevos descubrimientos
científicos o nuevas perspectivas filosóficas?
Éstas y muchas otras preguntas se le pueden plantear al texto; sería imposible una
enumeración completa, ya que las preguntas dependen del tipo de texto de que se trate.
Después de haber recorrido las etapas anteriores, estamos ahora en condiciones de
hablar con el autor "de igual a igual", como si fuera un filósofo casi contemporáneo que
trata de pensar, en diálogo con nosotros, acerca de problemas que nos importan a todos.
Y ahora sí que podemos intentar una valoración crítica personal de sus opiniones: todo
lo anterior era una preparación para que juzguemos por nosotros mismos acerca de la
validez de las respuestas que propone y los argumentos en que las fundamenta. Con
todo, conviene recordar que esta crítica personal deberá ser prudente y quizás
provisional. Los textos clásicos abordan problemas que han preocupado a grandes
figuras del pensamiento durante siglos; resultaría extraño que con su sola lectura
declaremos resueltos y terminados esos problemas. Pero tenemos todo el derecho a
inclinarnos por unas soluciones antes que por otras, a advertir incoherencias o fallos de
razonamiento, a preferir unos autores a otros. Sin este último paso, el comentario de
textos se reduce a un trabajo externo a nuestros intereses, y hay que recordar que se trata
ante todo de "aprender a filosofar" y no sólo de "aprender filosofía".
¿CÓMO COMENTAR UN TEXTO FILOSÓFICO?
Sólo se puede aprender a filosofar en contacto directo con los textos de los filósofos. Es
importante atreverse desde el comienzo a esta lectura directa, porque los resúmenes
siempre empobrecen el pensamiento de los filósofos.
El ideal sería la lectura completa de los libros clásicos de la Historia de la Filosofía,
pero para comenzar nos limitaremos a la lectura y comentario de fragmentos breves de
autores importantes. Estos fragmentos tienen la dificultad, en su falta de contexto: como
el texto ha sido sacado de un libro, a veces no se entiende del todo su sentido
considerándolo aisladamente. Para suplir, al menos en parte, éstos y otros problemas
está la práctica del comentario de textos: tendremos que situar al fragmento que
queremos comentar en el conjunto de la obra del autor y del tiempo en que se escribió,
aclarar el vocabulario que utiliza, desarrollar sus relaciones con otros textos y autores,
etc...
En primer lugar vamos a dar algunas indicaciones generales acerca de la manera de
abordar el comentario. Luego propondremos un esquema que puede ayudar a realizarlo.
¿Por qué argumentar?
Muchas personas piensan que los argumentos son desagradables e inútiles. A veces
decimos que dos personas “tienen un argumento”, como una discusión verbal. Pero esto
no representa lo que son los argumentos.
“Dar un argumento” significa ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo de
una conclusión. Un argumento no es simplemente la afirmación de ciertas opiniones, no
es una disputa. Los argumentos son intentos de apoyar ciertas opiniones con razones. El
argumento es esencial, porque es una manera de tratar de informarse acerca de qué
opiniones son mejores que otras. Tenemos que dar argumentos en favor de las
diferentes conclusiones y luego valorarlos para considerar cuán fuertes son realmente.
Un argumento es un medio para indagar. Un buen argumento no es una mera reiteración
de las conclusiones. Se deben ofrecer razones y pruebas, de tal manera que otras
personas puedan formarse sus propias opiniones por sí mismas.
Muchos estudiantes, invitados a argumentar en favor de sus opiniones respecto a
determinada cuestión, transcriben elaboradas afirmaciones de sus opiniones, pero no
ofrecen ninguna auténtica razón para pensar que sus propias opiniones son las correctas.
Escriben un ensayo, pero no un ensayo basado en argumentos.
En el bachillerato, se pone el acento en el aprendizaje de cuestiones que son totalmente
claras e incontrovertidas. No se necesita argumentar la Constitución española o que
Shakespeare escribió Macbeth. Son hechos que usted necesita tan sólo dominar, y en
sus trabajos sólo necesita exponer.
Los estudiantes llegan a la universidad esperando más de lo mismo. Pero muchos cursos
de la universidad, tienen un objetivo diferente. Estos cursos se interesan por los
fundamentos de nuestras creencias y exigen a los estudiantes que cuestionen sus propias
creencias, y que sometan a prueba y defiendan sus propios puntos de vista. Si
Shakespeare escribió Macbeth ¿Cuál es el sentido del drama?. Los estudiantes tiene la
tarea de aprender a pensar por sí mismos, a formar sus propias opiniones de una manera
responsable, La capacidad para defender sus opiniones es una medida de capacidad, y,
por ello los ensayos basados en argumentos son importantes.
La composición de un argumento corto
1.- Distinga entre premisas y conclusión
El primer paso al construir un argumento es preguntar ¿Qué estoy tratando de probar?
¿Cuál es mi conclusión? Las afirmaciones mediante las cuales usted ofrece sus razones
son llamadas “premisas”. Un ejemplo nos lo da Sherlock Holmes en una de sus
conclusiones clave en La aventura de Silver Blaze:
“Un perro estaba encerrado en los establos, y, sin embargo, aunque alguien había estado
allí y había sacado una caballo, no había ladrado ... Es obvio que el visitante era alguien
a quien el perro conocía bien.. “.
Holmes tiene dos premisas. Una es explícita: el perro no ladró al visitante. La otra es un
hecho general acerca de los perros que presume que nosotros conocemos: los perros
ladran a los desconocidos: Estas dos premisas juntas implican que el visitante no era
desconocido.
2.- Presente sus ideas en un orden natural
Ponga primero la conclusión seguida de sus propias razones, o exponga primero sus
premisas y extraiga la conclusión al final. En cualquier caso, exprese sus ideas en un
orden tal que su línea de pensamiento se muestre de la forma más natural a sus lectores.
3.- Parta de premisas fiables
Aun si su argumento, desde la premisa a la conclusión, es válido, si sus premisas son
débiles, su conclusión será débil.
4.- Use un lenguaje concreto, específico, definitivo
Escriba concretamente, evite los términos generales, vagos y abstractos.
5.- Evite un lenguaje emotivo
No haga que su argumento bueno caricaturizando a su oponente. Generalmente, las
personas defienden una posición con razones serias y sinceras. Trate de entender sus
opiniones aun cuando piense que están totalmente equivocadas. Si usted no puede
imaginar cómo podría alguien sostener el punto de vista que usted está atacando, es
porque todavía no lo ha entendido bien.
En general, evite el lenguaje cuya única función sea la de influir en las emociones de su
lector u oyente, ya sea en favor o en contra de las opiniones que está discutiendo.
6.- Use términos consistentes
Use un solo conjunto de términos para cada idea. Los términos consistentes son
importantes cuando su propio argumento depende de las conexiones entre las premisas.
7.- Use un único significado para cada término
Una buena manera de evitar la ambigüedad es definir cuidadosamente cualquier término
clave que usted introduzca: luego, tenga cuidado de utilizarlo sólo como usted lo ha
definido. También puede necesitar definir términos especiales o palabras técnicas.
Argumentos mediante ejemplos
Es requisito, que los ejemplos sean ciertos. ¡Un argumento debe partir de premisas
fiables!.
8. ¿Hay más de un ejemplo?
Un ejemplo simple puede ser usado, a veces, para una ilustración. Pero sólo un ejemplo
no ofrece prácticamente ningún apoyo para una generalización. Se necesita más de un
ejemplo.
9.- ¿Son representativos los ejemplos?
Pero un gran número de ejemplos puede desfigurar el conjunto acerca del cual se hace
la generalización. Cuando elabore su propio argumento, no confíe sólo en el primer
ejemplo que le venga a la cabeza. Los tipos de ejemplos en los que usted,
probablemente, piensa de inmediato, es probable que estén sesgados. Haga algunas
lecturas, piense cuidadosamente en las muestras apropiadas y sea honesto buscando
contraejemplos.
10.- La información de trasfondo es crucial
Necesitamos la información de trasfondo para evaluar el conjunto de los ejemplos.
11.- ¿Hay contraejemplos?
Compruebe las generalizaciones preguntando si hay contraejemplos.
Argumentos por analogía
Los argumentos por analogía, en vez de multiplicar los ejemplos para apoyar una
generalización, discurren de un caso a otro ejemplo, argumentando que, debido a que
los dos ejemplos son semejantes en muchos aspectos, son también semejantes en otro
aspecto más específico.
¿Cómo evaluamos los argumentos por analogía? Compruebe que su premisa sea
verdadera. Que el ejemplo de la primera premisa sea similar al ejemplo acerca del cual
el argumento extrae la conclusión.
12.- La analogía requiere un ejemplo similar de una manera relevante
Las analogías no requieren que el ejemplo usado como una analogía sea absolutamente
igual al ejemplo de la conclusión.
Argumentos de autoridad
A menudo, tenemos que confiar en otros para informarnos y que nos digan lo que no
podemos saber por nosotros mismos. La mayoría no puede juzgar, a partir de su propia
experiencia. En su lugar, tenemos que argüir de la siguiente forma general. Los
argumentos de la forma “X (alguna persona u organización) dice que Y. Por tanto Y es
verdad” son argumentos de autoridad. Por ejemplo: “Organizaciones de derechos
humanos dicen que algunos presos son maltratado en México. Por lo tanto, algunos
presos son maltratados en México.”.
Sin embargo, confiar en otros resulta, en ocasiones, un asunto arriesgado. Las fuentes
históricas tienen prejuicios, y pueden tenerlas las organizaciones de derechos humanos.
Los criterios que un buen argumento de autoridad debe satisfacer son.
13.-Las fuentes deben ser citadas
Las citas tienen dos propósitos. Uno es contribuir a mostrar la fiabilidad de una premisa.
Resulta menos probable que una persona u organización sea mal interpretada si
proporciona la referencia exacta; el autor sabe que los lectores pueden comprobarla. El
otro propósito es permitir, que el lector o el oyente pueda encontrar la información por
sí mismo. Las citas deben incluir toda la información necesaria. Por ejemplo.-
“Amnistía Internacional informa, en el número de Amnesty International Newsletter
(Vol. 15 nº1 p.6) de enero de 1985, que algunos presos son maltratados en México. Por
lo tanto, algunos presos son maltratados en México”
14. ¿Están bien informadas las fuentes?
Las fuentes tienen que ser cualificadas para hacer las afirmaciones que realizan.
Desconfíe de las supuestas autoridades que pretenden saber lo que de ninguna manera
pueden saber. Por ejemplo, los moralistas religiosos han declarado en ocasiones, que
ciertas prácticas están equivocadas porque son contrarias a la voluntad de Dios. A ello,
habría que contestar que se debería hablar en nombre de Dios con un poco más de
cautela. La voluntad de Dios no es fácil de descubrir, y dado que Dios habla con una
voz tan baja es fácil confundir Su Voluntad con nuestros prejuicios personales.
15. ¿Son imparciales las fuentes?
Las personas que tienen mucho que perder en una discusión no son generalmente las
mejores fuentes de información. A veces pueden no decir la verdad. Tendemos a ver
aquello que esperamos ver: observamos, recordamos y suminsitramos la información
que apoya nuestras opiniones, pero no nos sentimos igualmente motivados cuando los
hechos apuntan en dirección contraria.
No confíe en el fabricante de un producto para tener la mejor información acerca de ese
producto. Las fuentes deben ser imparciales. Asegúrese que la fuente es completamente
independiente y no un grupo de interés disfrazado bajo un nombre que suena
independiente. Los buenos argumentos citan sus fuentes, por tanto, búsquelas. Verifique
la información.
16.- Compruebe las fuentes
Cuando no existe acuerdo entre los expertos, usted no puede confiar en ninguno de
ellos. Antes de citar a alguna persona u organización como una autoridad, debería
comprobar que otras personas u organizaciones están de acuerdo.
17.- Los ataques personales no descalifican las fuentes
Las supuestas autoridades pueden ser descalificadas si no están bien informadas, no son
imparciales, o en su mayor parte no están de acuerdo. ¡Los ataques personales sólo
descalifican al atacante!.
Argumentos acerca de las causas
A veces tratamos de explicar por qué sucede alguna cosa argumentando acerca de sus
causas. Supóngase que usted se pregunta por qué algunos amigos tienen una mentalidad
más abierta que otros. Habla con sus amigos y descubre que los que tienen una
mentalidad abierta son cultos, mientras la mayoría que no tienen mentalidad abierta no
lo son. Descubre que hay una correlación entre ser culto y tener una mentalidad abierta.
Probablemente concluirá que ser culto conduce a tener una mentalidad abierta.
18.- ¿Explica el argumento cómo la causa conduce al efecto?
Los buenos argumentos, no apelan únicamente a la correlación de A y B, también
explican por qué “tiene sentido” para A causar B.
19.- ¿Propone la conclusión la causa más probable?
La mayoría de los sucesos tienen muchas causas posibles. Encontrar alguna causa
posible no es suficiente; usted debe dar un paso más y mostrar que esa es la causa más
probable. Prefiera las explicaciones que son compatibles con nuestras creencias mejor
fundadas. Tenemos que partir de nuestros mejores supuestos.
20.- Hechos correlacionados no están necesariamente relacionados.
Algunas correlaciones no son más que meras coincidencias.
21.- Hechos correlacionados pueden tener una causa común.
Algunas correlaciones no son relaciones entre causa y efecto, sino que representan dos
efectos de alguna otra causa.
22.- Cualquiera de dos hechos correlacionados puede causar el otro.
Mis padres me cuentan que cuando era pequeño pensaba que la causa de los incendios
eran los bomberos. Después de todo, en todos los incendios que vi, había bomberos. Era
una asociación natural. Sólo después aprendí que los incendios “causan” a los
bomberos, y no al revés.
La correlación no establece, la dirección de la causalidad. Si A se correlaciona con B,
puede ser que A cause B, pero también puede ser que B cause A.
23.- Las causas pueden ser complejas.
Muchas historias causales son complejas.
LA COMPOSICIÓN DE UNA REDACCIÓN BASADA EN ARGUMENTOS
A. Explorar la cuestión.
Estos argumentos son largos. Una redacción es una elaboración de argumentos cortos
vinculados entre sí por una construcción más extensa. El primer paso es la indagación.
Antes de que usted pueda escribir una redacción, debe explorar la cuestión y considerar
las diversas posiciones por sí mismo.
A.1. Explore los argumentos sobre todos los aspectos de la cuestión.
Primero, infórmese acerca de cuáles son los argumentos que son considerados más
fuertes para cada una de las tesis posibles. Explorando la cuestión encontrará
argumentos en favor y en contra de estas afirmaciones. Comenzará a formular
argumentos propios. Ensaye diferentes formas de argumentos, formule el mejor
argumento que pueda en favor de cada tesis y luego critique estos argumentos.
Utilice argumentos mediante analogía.
A.2. Cuestione y defienda las premisas de cada argumento.
Cuando las premisas de un argumento son discutibles, usted tiene que examinar también
los argumentos que hay en su favor. Cualquier afirmación que da lugar a dudas
razonables necesita al menos una defensa. Cite alguna prueba o autoridad en favor de
cualquier afirmación que resulte debatible.
A.3. Revise y reconsidere los argumentos tal como aparecen.
Tómese tiempo. Ésta es la etapa donde la revisión resulta fácil y los experimentos
baratos.
B. Los puntos principales de una redacción.
Suponga que ha llegado a una conclusión que piensa que pueda defender
adecuadamente. Ahora necesita organizar su redacción de tal manera que trate todo lo
que necesita ser tratado, y, de este modo, pueda presentar su argumento de la manera
más eficaz. Saque una hoja y un bolígrafo: usted está listo para preparar su esquema.
B.1 Explique el problema.
Comience por presentar la pregunta que quiere responder. Luego, explíquela. ¿Por qué
es importante? ¿Qué es lo que depende de la respuesta? ¿Qué le condujo a usted a
interesarse por la cuestión? .
Considere su audiencia, su tarea es hacer que tomen consciencia de ello. Volver a
plantear el problema puede ser útil aun cuando ya sea conocido. Contribuye a ubicar su
propuesta -¿qué problema está tratando de resolver? , sin embargo no trate de volver a
plantear la historia completa del problema.
Para justificar su interés por una cuestión, puede que necesite apelar a valores o pautas
compartidas.
B.2. Formule una propuesta o afirmación definitiva.
Si está formulando una propuesta, sea específico. “Se debería hacer algo”, no es una
genuina propuesta. Usted no necesita entrar en demasiados detalles. Exponga su
afirmación o interpretación de una manera simple. Después ofrezca tantos detalles como
sea necesario. Puede comenzar diciendo: “En esta redacción, veremos los argumentos
en favor de X como concluyentes.”
B.3. Desarrolle sus argumentos de un modo completo.
Planificar es importante. Su trabajo tiene límites: no cerque más tierra de la que pueda
arar. Un argumento bien desarrollado es mejor que tres argumentos tan sólo esbozados.
No use cualquier argumento que considere que favorece su tesis. Concéntrese en uno o
dos de los mejores.
Si hace una propuesta, tiene que mostrar que resolverá el problema con el cual
comenzó. Éste es el lugar para explicar los detalles del texto o suceso, y explicar la
interpretación detenidamente. Si tiene ejemplos recuerde que deben ser representativos.
B.4. Examine las objeciones.
Anticípese a preguntas escépticas. Que desventajas puede tener la propuesta. Anticípese
a las desventajas. Busque las críticas a su afirmación o interpretación del texto.
Escuadriñe entre las críticas, seleccione las más fuertes o comunes, y trate de
responderlas.
B.5. Examine las alternativas.
Si defiende una propuesta, no es suficiente mostrar que su propuesta resuelve un
problema. También debe mostrar que es mejor que las otras maneras plausibles de
resolver ese problema. Si interpreta un texto o un suceso, tiene que examinar las
interpretaciones alternativas. ¡Argumentar es un trabajo duro!
C. Escribir el ensayo
Usted ha explorado su cuestión y ha desarrollado un esquema. Finalmente, está listo
para escribir la redacción. Use un lenguaje concreto, específico, definitivo, juegue
limpio ... Lo que sigue son unas reglas adicionales específicas para escribir la redacción
basada en argumentos.
C.1. Siga su esquema.
Siga su esquema cuando comienza a escribir. No pase de un punto a otro, si éste debe
venir más tarde. Si, al escribir, le parece que su redacción tiene una estructura
desacertada, deténgase y revise su esquema; después, siga el nuevo.
C.2. Formule una introducción breve.
Algunos estudiante utilizan toda la primera página, basada en argumentos de cuatro
páginas simplemente para hacer una presentación del trabajo, a menudo de una manera
irrelevante. Esto es paja. Vaya al grano.
C.3. Exponga sus argumentos de uno en uno.
Como regla general, exponga un argumento por párrafo. Incluir muchos puntos diversos
en el mismo párrafo sólo confunde al lector y hace perder aspectos importantes.
Use su principal argumento para plantear sus párrafos. Debes dar al lector una idea clara
de hacia dónde quieres ir. Una buena redacción, primero explica la importancia de la
cuestión, luego formula la conclusión y finalmente dedica un párrafo (o varios) a cada
una de sus premisas.
C.4. Claridad, claridad, claridad.
Quizá usted sepa exactamente lo que quiere decir, para usted todo está claro. Muchas
veces, sin embargo, está lejos de ser claro para cualquier otra persona. Las cuestiones
que a usted le parece que están relacionadas, al lector le pueden parecer desvinculadas.
Es esencial explicar las conexiones entre sus ideas ¿Cómo se relacionan sus premisas
entre sí y fundamentan su conclusión?.
La claridad es tan importante para usted como para sus lectores. Mucha veces he visto
estudiantes entregar una redacción que pensaban era agudo y claro; para cuando se les
devolvía, ¡apenas podían entender lo que ellos mismos habían pensado cuando lo
escribieron! Una buena prueba es releer de nuevo el trabajo más tarde, o entregarlo a tus
amigos para que te sean críticos.
C.5. Apoye las objeciones con argumentos.
Usted quiere desarrollar sus propios argumentos de manera cuidadosa y completa, pero
también debe desarrollar cuidadosamente los posible argumentos de otras partes. Si
tiene.Termine sin prejuicios claras las objeciones puede tratar de responderlas.
C.6. No afirme más de lo que ha probado
CONECTORES ARGUMENTATIVOS
CAUSA
• Porque
• Pues
• puesto que
• dado que
• ya que
• por el hecho de que Indican que los enunciados que los siguen explican o dan razón de
los enunciados antecedentes.
CERTEZA
• es evidente que
• es indudable que
• nadie puede ignorar que
• es incuestionable que
• de hecho
• en realidad Indican que los enunciados que los siguen son enunciados ya probados por
el autor y tomados como incuestionables por el autor.
CONDICIÓN
• si
• con tal que
• cuando
• en el caso de que
• según
• a menos que
• siempre que
• mientras
• a no ser que Siempre que en un texto aparece un condicional, éste va seguido de una
consecuencia. Puede suceder que la palabra que introduce un enunciado como
consecuencia de otro no vaya precedido de ningún conector. En éstos se ha de hacer
explícito, en el análisis del razonamiento, un entonces aunque en el texto no esté.
CONSECUENCIA
• luego
• entonces
• por eso
• de manera que
• de donde se sigue
• así pues
• por lo tanto
• de suerte que
• por consiguiente
• de ello resulta que
• en efecto Indican que los enunciados que los siguen son efecto de los razonamientos
antecedentes o de una condición.
OPOSICIÓN
• pero
• aunque
• contrariamente
• en cambio
• no obstante
• ahora bien
• por el contrario
• sin embargo
• mientras que
Estos conectores señalan que los enunciados que vienen a continuación contienen
alguna diferencia respecto de lo que le preceden. La diferencia puede no ser más que un
matiz o, por el contrario, pueden ser algo totalmente opuesto a lo afirmado
anteriormente.