26.8.11

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LIBRO VII –DE LA REPÚBLICACAPITULO
I
Se inicia el mito de la caverna, describiendo la condición de los prisioneros y las
extrañas ocurrencias que allí suceden que les llevan a creer que lo que sucede y lo que
conocen es lo real, aunque el espectador de la escena capta todos los engaños que en
ella se dan. Un prisionero (sin saberse por quién) es liberado y empieza a ascender,
aunque siente grandes molestias porque tiene que ir adaptándose lentamente a la luz y si
se le preguntara qué es la verdad contestaría que lo que veía en el fondo de la caverna.
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA INTERPRETAR EL TEXTO
• educación o falta de ella = el conocimiento de la verdad y las ideas.
• nuestra naturaleza = apresados por el cuerpo y los sentidos.
• ligaduras = lo que nos ata (la sensibilidad).
• luz de un fuego = causa de las sombras; luz que ilumina los objetos.
• plano superior = metáfora de que la verdad está por encima del mundo de los prisioneros.
• tabique, tabiquillo = artilugio para engañar, desconcertar.
• maravillas = trucos, engaños.
• iguales que nosotros = nosotros somos prisioneros de engaños.
• estar refiriéndose a las sombras = el mundo sensible es copia del mundo ideal,
como una sombra lo es del objeto que la proyecta.
• eco = sonido distorsionado.
• liberados de sus cadenas = curados de su ignorancia.
• mover el cuello = cambiar los puntos de vista.
• sentir dolor = sentirse incómodo por tener que abandonar el mundo de los sentidos y
no comprender lo que le pasa.
• más cerca de la realidad = la realidad son los objetos y no las sombras.
• visión más verdadera = estar cerca de la verdad y no como en el fondo de la gruta,
donde sólo percibía sombras y no los objetos que las causan.
• lo que antes contemplaba le parecería más verdadero = le resultaba más fácil
comprenderlo.
CAPITULO II
El prisionero liberado seguirá resistiéndose mientras se le arrastre deprisa hacia la salida.
Pero si se hace con pausa, por grados, la cosa será distinta. Tendría que acostumbrarse
y primero se le enseñarían los reflejos, luego los objetos y posteriormente vería las
estrellas y la luna y finalmente la luz del sol directamente. Pero una vez contemplada la
visión del sol (alcanzado el conocimiento y la verdad; la visión directa de las cosas) se
daría cuenta de sus errores anteriores y de las equivocaciones del fondo de la caverna,
comprendería qué es la causa de las cosas y se reiría y compadecería de la condición y
honores que en la caverna se otorgaban entre sí los prisioneros, sin sentir ninguna
nostalgia de aquél falso conocimiento.
Y si volviera al fondo de la caverna, al volver a ver mal otra vez, sería torpe y se
burlarían de él y los prisioneros pensarían que había vuelto trastornado y que no había
valido la pena la ascensión. Y a quien quisiera liberarlos y hacerles subir le matarían.
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA INTERPRETAR EL TEXTO
• áspera y escarpada subida = símil de la educación, que no es algo cómodo.
• necesitaría acostumbrarse = tiene que haber un proceso gradual para adaptarse a la
comprensión.
• cosas de arriba = los objetos reales, las ideas.
• sol = fuente de todas las cosas que se ven (el bien causa de todo lo que se comprende).
• ¿envidiaría a los que se dan honores sobre falsedades conociendo él ya la verdad? = una vez
en posesión de la verdad no se puede tener envidia de nada ni de nadie.
• por discernir con mayor penetración sobre las sombras = el conocimiento en el
fondo de la caverna no es verdadero; es opinable.
• competir = en el mundo de los prisioneros hay competencia por la interpretación (pues
no conocen la verdad, que no es opinable).
• ha vuelto con los ojos estropeados = se ha trastornado.
• no vale la pena la ascensión = mucho esfuerzo para haber regresado más torpe de lo
que se fue puesto que no puede ver (comprender) nada de lo que ocurre.
SÍMBOLOS DEL MITO DE LA CAVERNA
• prisioneros: nuestra condición al estar apresados por los sentidos; y además estamos
inmovilizados y atados a ellos.
• la caverna: es el mundo de los sentidos y el de las cosas cambiantes. Lo que en la
linea del conocimiento llamábamos «mundo sensible». Se corresponde, a nivel de epistemología
o grados del conocimiento, con la doxa (opinión y conjeturas, pero no la verdad)
• sombras: los reflejos de las cosas reales, que los prisioneros las consideran como lo real
y verdadero y se atreven incluso a hacer especulaciones acerca de lo que son.
• liberación del prisionero: es liberado (por alguien) y de modo lento y gradual (como
tiene que ser la educación) va ascendiendo, con dolor, sufrimientos y ofreciendo resistencia,
hasta la contemplación directa de las cosas reales (lo que es causa de las sombras).
• fuera de la caverna: es donde existe la realidad que es iluminada por el sol (la
perfección; la idea de bien). Al llegar a ese punto el prisionero se dará cuenta de lo errores
en los que vivía anteriormente (y en el que siguen viviendo los demás prisioneros). Es el
mundo de las cosas inmutables; de las esencias captadas por la razón. Se corresponde, a
nivel de epistemología o grados del conocimiento, con la episteme (ciencia o conocimiento
veraz que está en contacto con las cosas verdaderas). Una vez contemplada la verdad, el
prisionero se sentiría feliz y si se acordara de los que fueron sus compañeros los
compadecería y no sentiría ninguna envidia de los honores que entre ellos se repartieran.
• el sol: que lo ilumina todo, es la idea de bien y además es causa de todo lo existente.
• regreso a la caverna: quien ha contemplado la verdad tiene que regresar para enseñarla
a sus antiguos compañeros. En el proceso de bajada (al igual que le ocurrió al
subir) tendrá que sufrir una paulatina adecuación de la vista (ahora a la oscuridad; al contrario
de lo que había ocurrido al subir). Se muestra torpe y se burlan de él (piensan que no ha
valido la pena tanto esfuerzo para regresar tan incompetente) y además creen que desvaría
porque dice que la verdadera realidad se halla fuera de la caverna (cosa que ellos no
comprenden).
CAPITULO 3
La escena anterior hay que aplicarla al conocimiento: el fondo de la caverna es el mundo de los
sentidos y fuera de la caverna es el mundo de las ideas (de la verdad). Y la ascensión es el
descubrimiento de la verdad. En el mundo inteligible lo último que se descubre es la idea de
Bien, que una vez descubierta se comprende que es la causa de todo. Y no es de extrañar
que los que hayan descubierto las ideas no quieran ya ocuparse de los asuntos humanos.
Los hombres que han visto la verdad se muestran torpes cuando han de volver a tratar con
los asuntos humanos. Y a causa de eso hay que tener cuidado y no reírse de los torpes y
averiguar si están subiendo o bajando.
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA INTERPRETAR EL TEXTO
• región revelada por la vista = fondo de la caverna = mundo de los sentidos.
• región de la luz = mundo de la verdad o de las ideas.
• ascensión = proceso de liberación del alma de sus ataduras sensibles = educación.
• tribunales = los asuntos humanos, cuestiones relativas a las sombras.
• interpretan esas cosas = los asuntos relativos a las sombras son opinables, frente a la
verdad que no lo es, porque quien ha visto la justicia no discute sobre lo justo.
LOS SIGNIFICADOS DEL MITO DE LA CAVERNA
Aunque es el mismo Platón el que nos pone en las pistas de la interpretación del mito (según
acabamos de ver en la sección III) no pareciendo querer dejar a otros su interpretación, sí
al menos, y siguiendo fielmente, la lectura platónica, al mito de la caverna se pueden
asociar, al menos, las siguientes interpretaciones:
(1) La primera, indudablemente y siguiendo al propio Platón, es la de «con respecto
a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturalezas. Por lo tanto, la descripción de
nuestro estado de ignorancia (con respecto a la verdad) en la que nos encontramos al estar
encadenados en el fondo de la caverna frente al estado de conocimiento (haber alcanzado la
verdad) después de haber salido de la caverna.
(2) También siguiendo a Platón, se expresa la relación que existe entre la verdad y la opinión;
entre los mundos racional o inteligible (mundo ideal, representado por el exterior de la caverna) y
sensible (mundo material, representado por el interior de la caverna). Y por la misma razón, la
relación existente entre el conocimiento verdadero y el conocimiento sujeto a la opinión. Hay
grados del ser (sombras, reflejos, cosas y sol) y, correspondientemente, grados del conocer.
(3) El proceso que lleva al prisionero liberado desde el fondo de la gruta a la contemplación
de las cosas verdaderas es el proceso educativo o ascensión que debe seguirse (gradual y
sucesivamente más complejo) para alcanzar la verdad.
(4) La relación que existe entre las enseñanzas de los sofistas (el engaño y la persuasión)
frente al conocimiento del verdadero filósofo (Sócrates; la verdad y las esencias).
(5) Por otro lado es el proceso de liberación del alma desde el fondo de la caverna hasta la
contemplación directa de las cosas y del sol (el bien), que es la causa de todo. Esta
liberación es la purificación del alma desde el engaño a la verdad y, por lo tanto, su
preparación para cuando tenga que abandonar el mundo.
(6) También es un símil con lo que debe ser la vida del gobernante: primero liberarse y
ascender hasta la contemplación de la verdad, pero sin quedarse en ese lugar, sino que
tiene que descender para enseñar la verdad a los que aún siguen encadenados: obligación de
quien ha alcanzado la verdad de ocuparse como misión de los asuntos humanos.
RESUMEN CAP. 4 LIBRO VII “LA REPÚBLICA”
En general, en este capítulo se habla del innatismo en el conocimiento, de la educación
asociada a éste y de quiénes son buenos para gobernar y quiénes no.
• educación no es lo que algunos dicen (los sofistas) afirmando poder otorgar
conocimiento a quién no lo tiene (símil con la visión otorgada a los ojos ciegos).
• Sino que, teniendo ya «algo» el alma (innatismo) sea dirigida (bien dirigida; bien
educada) hacia el conocimiento.
• Pues resulta que las virtudes del conocimiento son diferentes a las del resto del alma
(algunas de las cuales se parecen y desarrollan como las del cuerpo: la memoria).
• Lo que ya se tiene, se tiene, aunque uno esté mal-educado. Y así, el malo se hace
peor y el bueno mejor.
• Y como ya hay algo, hay que educar desde niños para que las buenas naturalezas no
se pierdan.
• No serán buenos para gobernar ni los ineducados (incapaces) ni los privilegiados
que siguen estudiando eternamente.
• Es obligación nuestra (los fundadores de esta ciudad ideal) obligar a los mejores y
no dejarles que permanezcan (inactivos)... ¡Han de bajar con los prisioneros! (que
somos nosotros).
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
• proporcionan ciencia al alma = los sofistas no creían en las ideas innatas y por eso
pensaban que tenían que dotar de todos conocimientos, como quien cree que puede
infundir la vista a los ojos ciegos.
• esa facultad, existente en el alma de cada uno = innatismo.
• volverse... = cambiar de dirección la mirada: desde lo cambiante a lo inmutable
(esencias).
• la parte más brillante del ser = el bien.
• arte de descubrir... = educación dialéctica.
• más divino = el alma, según Platón, tiene un origen extraterreno, divino.
• que jamás pierde su poder = el alma es inmortal.
• excrecencias plúmbeas = los sentidos, asociados a lo cambiante.
• islas de los bienaventurados = paraíso intermedio entre tierra y cielo (Fedón 110A y ss.)
• fundadores = en el diálogo, los interlocutores figuran ser los fundadores de una ciudad
perfecta, pero imaginaria.
REDACCIÓN: La revolución educativa de los sofistas y la reacción platónica
Con relación a la filosofía anterior, en el siglo V a. C. se observa un cambio absoluto en la
temática que va desde lo material a lo espiritual, o de los problemas de la physis a los
del anthropos. Las cuestiones en torno al ser humano adquieren en Grecia un prestigio
hasta entonces desconocido, mientras que las corrientes en las que pervivió la filosofía
natural decaen enormemente, perdidas sus ambiciones globalizadoras y pasando a ser
saberes especializados, anunciando el origen de las ciencias naturales.
La renovación intelectual griega va de la mano de los sofistas, que aportaron aires
nuevos a la sociedad helénica y consiguieron transformar las actitudes de la gente frente a
la filosofía, logrando interesar al público. Mientras que los filósofos del siglo VI a.C. eran
creadores solitarios que especulaban en sus alejadas colonias sobre los arjai o primeros
principios del mundo físico, los sofistas son pensadores urbanos con una problemática
que interesa a la mayoría de la gente porque se ocupa de la naturaleza humana. Se
ponen de moda; interesan sus conocimientos (Aristófanes, el comediógrafo, se quejaba
de que mientras los teatros estaban vacíos, los salones de los sofistas rebosaban de
público), pero sobre todo interesan sus actitudes, estrechamente relacionadas con la
renovación de la cultura y de la sociedad griega. Con ellos, aunque no sin dificultades
y oposiciones, la filosofía gana prestigio social. Aparece el interés por los temas
humanos: sociedad, política, gobierno, ley, comercio, etc. y a través de ellos, de sus
enseñanzas, el demos ve la posibilidad de afianzarse en lo que antes era el privilegio de
los aristócratas, pero que ya había sido revocado por medidas democráticas: el poder.
Si bien la problemática de la educación no era nueva en Grecia, remontándose en sus cánones
clásicos a Homero y a los poemas aristocráticos de Teognis y Píndaro, es la actitud de
los sofistas quien la plantea con formas e intereses diferentes, coincidiendo con el
esplendor democrático de Atenas, aunque desde otra perspectiva también se la pueda
interpretar como una continuación de los pasos iniciados por el pensamiento filosófico
del siglo VI a.C.; continuación de la actitud porque si bien los primeros filósofos habían
arrancado del mito el logos de la racionalidad, los sofistas, no preocupados básicamente
por la problemática natural, hacen lo mismo con respecto al hombre: pretender
eliminar los mitos de la condición humana. Y fue a través de la educación como los
sofistas ejercieron su arte o técnica poniéndola a disposición de un público que no estaba
atado a un pasado aristocrático.
La educación en manos de los sofistas capacitaba para la adquisición de determinadas artes
(habilidades), destrezas y mañas, todas suficientes para alcanzar el triunfo en la vida social y
pública, especialmente en las asambleas políticas (democracia). En este sentido sí que
parece lícito afirmar que los sofistas fueron una revolución en Grecia: pusieron la
educación al alcance de todas las clases sociales (algo que anteriormente estaba reservado
a las aristocracias; uno de lo mitos derribados por los sofistas), aunque ese alcance estaba
circunscrito a quienes lo pagaran (lo cual constituía otra piedra de escándalo para la
tradición que nunca había concedido valor económico a las enseñanzas).
Es, por tanto, la creciente demanda social de educadores la que impone los servicios de
los sofistas; éstos eran maestros ambulantes (otro escándalo ya que en Grecia el vivir de
modo permanente en una misma ciudad era demostrar vinculaciones con una tradición)
que estaban dispuestos tanto a enseñar conocimientos como a capacitar a cualquier
joven para convertirlo en un hombre públicamente brillante. Los sofistas era
educadores, portadores de una técnica (techné), capaces de infundir y desarrollar las
virtudes (areté) y habilidades de sus alumnos.
Pero si por una parte compartían el problema de la educación con el pasado, se
diferenciaban de él, al menos, en dos cosas: (1) sistematización del saber, como no
había ocurrido en la educación anterior; (2) aportación de ideas críticas a los valores
de la tradición, lo que les hizo entrar en sucesivos conflictos.
Sus enseñanzas abarcaron todos aquellos asuntos que podían constituir la
preocupación por el hombre, la vida social y el interés político; especialmente
daban clases de retórica, discutían sobre las costumbres de los pueblos,
argumentaban sobre la justicia, daban enseñanzas sobre legislación y, sobre todo,
enseñaban retórica, lenguaje y argumentación. O, en una palabra, mostraban los
aspectos de la naturaleza humana en sustitución de la problemática natural. El
hombre, pues, y todo lo que le circunda, se convierte en objeto de reflexión filosófica
crítica y de docencia. Es el origen y los comienzos de la filosofía de la cultura. Sus
enseñanzas afectaban, entre otras, las cuestiones sobre las relaciones entre las clases
sociales, las relaciones entre los estados, entre los libres y los esclavos, el origen y
el fundamento de las leyes, la religión, los dioses, etc., temáticas que fueron
expuestas por los sofistas de un modo desgarrador y que conmovieron los cimientos
de la tradicional educación griega, abriendo una brecha en el desarrollo de la filosofía:
desde ellos la filosofía ya siempre fue algo distinto.
De entre sus múltiples enseñanzas lo que más interesó a los griegos fue su constante
referencia al principio de la convención (nomos) que cobró una dimensión especial: la ley
dejó de ser mostrada como algo inmutable, vinculada a determinados sectores
aristocráticos y se la presentó como el resultado de un pacto entre los hombres que
puede ser variado conforme las circunstancias lo prefieran. Por lo tanto, se podía decir,
que la acción humana no era una y definitiva (como lo es la acción de la physis) sino
que estaba sujeta a un evidente relativismo que refleja los intereses y valores sociales.
De este modo, uno de los problemas que más interesó es, precisamente, el de las
relaciones entre naturaleza y convención. Hubo sofistas que al distinguir entre ley
natural y ley social hacían descansar el fundamento de la leyes sociales en las leyes naturales:
la bondad de la primera dependía de lo que se acercara o se alejara de la
segunda. La ley natural, decían, es inapelable y principio de todo, mientras que la ley
social tiene que estarle sometida. De esta distinción se derivan dos posicionamientos
antagónicos: (1) por naturaleza todos somos iguales, todos tenemos las mismas
necesidades básicas, etc., lo cual, adicionalmente, destruía la supuesta prioridad que los
ciudadanos se dan entre sí, pero también la primacía que los griegos creían tener sobre el
resto de los pueblos (bárbaros). (2) La naturaleza nos ha hecho a unos más fuertes, más
listos, etc. y a otros más débiles, menos inteligentes, por lo tanto la diferenciación
social es reflejo de la naturaleza a la cual es preciso someterse. Estas dos
posturas, una igualitaria y otra elitista, originadas dentro de los propios sofistas, se
enfrentaron entre sí.
A fin de cuentas, la revolución de los sofistas consiste en una crítica a los valores que
hace tambalear muchas creencias tradicionales de Grecia; y esa revolución en el
pensamiento se asocia estrechamente con la revolución social de la democratización del
país. El relativismo, reforzado al comparar países y constituciones de otros pueblos,
como lo opuesto a la fijeza de las costumbres, se convirtió en el más importante caballo
de batalla puesto que desde él se podía arrasar con todas las creencias morales al dejar
de ser lícito que algo pudiera ser universalmente verdadero o que pudiera tener fuerza
para ser impuesto sobre los demás hombres, con lo que dejaba de existir el punto de
referencia para la verdad y los valores.
Ahí es donde Sócrates, ateniense, reacciona. Aunque no hay duda de que los sofistas
eran la renovación en Grecia, especialmente en Atenas, el popular Sócrates se opuso
a esos aires de novedad acudiendo a su mismo terreno. Sencillamente, a Sócrates le
parecía inaudito que no pudiera existir un conocimiento definitivo, claro y verdadero
sobre las virtudes morales de los hombres, lo que le llevó a rechazar los puntos de
vista del relativismo de los sofistas convencido de la necesidad de que determinados
principios y valores no podían ser resultado de la convención entre los hombres, sino
una necesidad de la convivencia y de la naturaleza humana; pensaba, además, que la
realización del mal era consecuencia del error pues nadie lo hace queriendo. Los males
de Atenas eran consecuencia de los errores que le atacaban, por lo que optó por la
tarea de educar a sus conciudadanos, mediante su muy especial método mayéutico
(dialogar con alguien para hacerle sacar lo que ya estaba dentro de él) e irónico (Al
afirmar que él no sabía nada y dejar derrotados a sus contrincantes les hacia ver que
ellos, por mucho que creyeran saber sabían aún menos que él), para que alcanzaran la
felicidad a través del bien.
Platón, siguiendo los pasos de su maestro, también reaccionó contra los sofistas y
contra todas las enseñanzas de renovación que significaron los sofistas en el mundo
helénico. La democracia ateniense, estrechamente asociada a los sofistas, después de
haber mantenido intensas guerras con el resto de los griegos queriendo instalar la
hegemonía de Atenas sobre el resto de los helenos, había degenerado en una
sucesiva lucha entre partidos e intereses personales que la habían sumido en la
decadencia. Reaccionando contra ese estado de cosas, Platón proyectó construir un
modelo ideal de estado en el que los que tuvieran que gobernar fueran los mejores
(aristocracia), pero sometidos a un proceso educativo que les hiciera ver las ideas de
justicia y bien. Lo que Platón opina de los sofistas y de su educación conviene dejarlo
sus mismas palabras en Menón 91.
Para Platón, después de todas sus experiencias políticas y sociales, no cabe duda de qué
es la educación: la sucesiva elección de determinados individuos que van mostrando
crecientes capacidades para elevarse a un grado de abstracción tal que les permita
comprender y ver las realidades conceptuales. Sólo esos tienen que ser educados y no
la totalidad de los individuos, pues para ser zapatero, comerciante o escultor no se
necesita tener conocimientos superiores y basta con los tradicionales de la música y la
gimnástica. ¿Para qué han de querer las clases inferiores tener conocimientos que no van
a poder desarrollar? Por contra, los mejores, aristoi, que son los más capaces, son los
que han de tener los mejores estudios. Si en los sofistas la educación pretendía ser
democrática, aunque pagando, en Platón, siendo gratuita (o así se puede sospechar) sólo
está dirigida a unos pocos elegidos.
Le educación en Platón está completamente al servicio de los fines del estado, que es
quien organiza la vida de los hombres.
Es probable que los métodos adoptados entre los sofistas y Platón difieran (porque
en realidad sabemos muy poco de las enseñanzas de la Academia y de las doctrinas no
escritas de Platón), afirmándose que, de acuerdo con los primeros, el alumno «recibía»
conocimientos. mientras que Platón buscaba que los «descubriera» por sí mismo, pero es
que los fines perseguidos por unos y otro son bien distintos. Los sofistas nunca diseñaron
una ciudad ideal a cuyos fines tenía que someterse todo, sino que enseñaban para que la
gente actuara en la realidad en la que vivía, lo cual no es una diferencia pequeña,
mientras que Platón inventó una forma de gobierno y pretendió diseñar una educación
para unos ciudadanos a los que les presupone una transmigración del alma y que, por lo
tanto, son porteadores de conocimientos innatos. De esa educación se obtiene una
consecuencia: como todos los alumnos han contemplado lo mismo y como eso sólo es
una cosa, las ideas, sólo hay una verdad y un método para conducir el alma y educar.
Aquel que esté capacitado para recordar mejor las ideas será uno de los elegidos para la
educación, el resto no.
Lo que más puede sorprender en la educación platónica, evidentemente reservada para
los mejores (aristocracia, pero no una aristocracia de sangre sino de capacidades
que por virtud de la eugenesia se podrían promocionar), es la unanimidad que tendrían
los alumnos en sus opiniones y conocimientos. Platón nunca prevé la existencia de
disidencias en el conocimiento. La verdad es una y una vez descubierta es inamovible. Es
posible que, como se dice, la forma dialogante de Platón aparezca como abierta a la
discusión, pero eso debe corresponder a determinadas etapas (quizá mientras se
permanezca en la gruta o mientras se camina por las ciencias propedéuticas) cuando aún
es posible rechazar, gracias a las sucesivas selecciones, al alumno que disiente o no
actúa como se espera que lo haga, pero no en la etapa final del conocimiento. Aunque
la justificación racional de ello parece evidente: si la verdad es una, toda discusión en
torno a ella es vana. Sólo consiste en «ver» cual sea esa verdad y seguirla fielmente.
RESUMEN CAP. 5 LIBRO VII –LA REPÚBLICAReflexión
general sobre el bien común y sobre la justicia. Los que han sido elegidos y
educados para el bien y para el buen gobierno deben, en justa reciprocidad con lo que han
recibido, pasar a ocuparse de él, cosa a la que accederán por ser hombres justos.
ESQUEMA CAP. 5
• La ley de la ciudad (polis; politeia; política) busca el bien y la felicidad para todos
y no quiere ciudadanos privilegiados.
• La justicia es un equilibrio (Do ut des; Te doy para que me des).
• Los sabios han de entregarse a la ciudad (polis; politeia; política) en justa reciprocidad.
• ¡Hay que persuadirlos con palabras razonables!
• Y cuando se ocupen de ella, entonces brillará la luz.
• Es imposible que se nieguen a hacerlo porque son justos.
• Ellos son los verdaderos ricos, yendo al gobierno por obligación y no por
gusto.
• Se evitarían las luchas intestinas de quienes creen que en el gobierno es donde
pueden enriquecerse.
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
• ciudad/polis = para los griegos, en la época de Platón, la política está confinada a
las ciudades-estado. No concebían estados grandes al estilo de los orientales.
• armonía = equilibrio, justicia
• unos hagan a otros... cada cual pueda ser útil a la comunidad = justicia
conmutativa.
• reintegrar = justicia conmutativa.
• vivirá a la luz = guiada por la verdad y las ideas.
• filósofo = es el mejor gobernante por haber alcanzado el conocimiento de las
ideas y además desprecia los bienes materiales.
REDACCIÓN: POLÍTICA Y JUSTICIA
Si la filosofía platónica ha dado pie a múltiples interpretaciones, no cabe duda en
aceptar que la verdadera pasión de Platón fue la sociedad justa, tal y como él mismo
confirma en la Carta VII, podemos decir que «El problema hacia el que se orienta desde
el primer momento el pensamiento de Platón es el problema del Estado.».
Platón dedicó varios de sus diálogos al tema de la política. De hecho “La República”, para
algunos la más importante y cuidada de sus obras, tiene como objeto el tema de la
justicia y del buen gobierno. En esa obra Platón (libro IV) es muy cuidadoso al describir
la correlación que existe entre la triple división del alma y las clases sociales, pues si la
armonía entre las partes del alma es la justicia para los individuos, la armonía entre los
tres estamentos sociales es la justicia en la sociedad ya que la sociedad es reflejo de los
hombres que la forman.
También describió la forma de vida en común que habrían de llegar los gobernantes
para despejar de sus intereses todo ánimo de lucro o de dirigirse al gobierno para el enriquecimiento
personal (libro IV).
La teoría política -o ese deseo de lograr una sociedad justa- presupone otros elementos
que también están presentes en la filosofía platónica:
1.- un conocimiento de la verdad (identificación entre el filósofo y el gobernante).
2.- una educación adecuada (para descubrir las ideas que inspirarán toda acción política).
Ahora bien, ¿qué es la política? Partiendo del gran presupuesto de toda la
mentalidad helénica de que el hombre es un ser social y de que debe vivir con los
demás a causa de sus limitaciones, la convivencia organizada se convierte en una
necesidad. La convivencia de los hombres se organiza a través de la política (de polis
= ciudad) que, como máxima característica, busca la justicia. Por lo tanto, sólo cuando
podamos saber qué es la justicia (como cuando nos preguntábamos qué es la belleza) es
cuando podremos ser justos; sólo entonces, también, es cuando podrá existir una
sociedad justa. Por lo tanto, se hace preciso que haya unos profesionales (en este caso
los filósofos) de la verdad que puedan alcanzar ese conocimiento (en realidad, que
puedan descubrir ascendentemente la esencia de la justicia) y que luego se encarguen
de dirigir la sociedad (actuando desde ese principio de justicia).
La dialéctica, por cuanto que es el conocimiento de la verdad a través de las esencias,
es la condición de quien persiga una sociedad justa. De este modo, la dialéctica resulta
ser:
1.- el último y más perfecto grado del conocimiento del ser.
2.- el mismo proceso de ascender (educación) de la ignorancia al conocimiento y
luego aplicarlo a los asuntos humanos.
Ello hace que la política platónica -la propuesta de una sociedad justa tal y como se
expone en la República, dependa de que haya unos ciudadanos dispuestos (y disponibles)
a recibir una educación (un proceso educativo, que en el mito de la caverna es la
ascención desde el mundo de las sombras al mundo de la luz) planificada por unos
fundadores y que como fines tiene:
1.- descubrir el mundo de las ideas.
la.- por lo tanto, reconocer la verdad.
lb.- por lo tanto, reconocer los errores del mundo sensible.
2.- aplicarse posteriormente a la acción de gobernar.
3.- preparar a futuros gobernantes en el mismo proceso educativo que, repitiéndose, les
llevará a descubrir las mismas verdades y actuar de la misma manera.
Parece un contrasentido que una sociedad no aspire a la justicia (Aquí, el problema estribaría
en cómo cada grupo humano entiende la justicia, pero eso también justifica el
empeño platónico de la inmutabilidad de las ideas), lo que hace de esta cualidad el
contenido básico de la política. Precisamente para evitar las distintas concepciones sobre
la justicia, Platón, como una idea más, la supone única e inmutable, instalada en el mundo
de las ideas y que una vez descubierta a través de la educación guiará y regulará
irremediablemente la acción entre los hombres. La esencia (idea) de justicia será el
patrón que iluminará todos los actos de los políticos para conseguir el bien de la sociedad y
la armonía entre sus partes. Aquí, por tanto, el aspirante a gobernante se identifica con el
filósofo y ambos, que en realidad son lo mismo, buscan la verdad, la justicia y el bien.
La justicia, según Platón, es:
1.- El equilibrio entre todas las partes sociales. Armonía.
2.- Las partes sociales son los tres estamentos sociales.
3.- Esos estamentos o clases sociales responden a una clasificación de las almas. (en
los hombres hay tres clases de almas: sensitiva, irascible y racional).
4.- Hay, por tanto, tres clases sociales: pueblo, guerreros y gobernantes.
5.- La justicia (armonía) tanto en el hombre como en la sociedad es que cada componente
se ocupe de sus menesteres.
6.- La misión de la clase del alma sensitiva (productores) es trabajar.
7.- La misión de la clase del alma irascible (guardianes) es vigilar, proteger y defender.
8.- La misión de la clase del alma racional (gobernantes) es dirigir la sociedad bajo la
idea de bien y justicia.
En lo expuesto se observa la idea de justicia en Platón (idea sometida a los mismos
condicionantes ideológicos que tienen todas las ideas en todas las sociedades) refleja los
valores de su ideología.
Por lo tanto, Platón, absolutamente interesado por la política y la justicia, se ocupa de
planificar:
1.- La organización y la vida de la clase gobernante.
2.- Las enseñanzas que los futuros gobernantes habrán de seguir (lib. VII de la República).
Al objeto de:
1.- Gobernar bajo las ideas de bien y justicia, descubiertas como esencias y por medio
de la dialéctica.
2.- No codiciar nada y no tener nada en propiedad sino todo en común.
La aspiración de Platón es que el papel del gobernante se identifique con el del
filósofo; filósofo (como su nombre indica: amante del saber) es aquel que ha
descubierto la verdad (el saber verdadero) y sólo ése podrá ser gobernante porque sólo el
filósofo es quien descubre el bien y la justicia en su forma esencial y se somete a ellas
para dirigir su vida y la de la comunidad.
EDUCACIÓN EN PLATÓN
Uno de los legados más duraderos de la filosofía de Platón, es la importancia que concedió a la
educación. En la actualidad, la mayoría de nosotros considera la educación estatal como algo
natural, pero en tiempos de Platón no se consideraba un deber del estado, y no era necesariamente
algo estimable. La polis de Esparta, a la que muchos envidiaban por su estricta disciplina y su
orden, era conocida por su renombrada estupidez. Aunque Esparta poseía un sistema educativo, el
contenido y los métodos de enseñanza eran radicalmente diferentes de los que Platón proponía.
Incluso en Atenas, los aristócratas eran los únicos que recibían una educación decente, y ésta se
dejaba a la iniciativa de individuos y organizaciones privadas.
Platón no era tan radical como para proponer una educación igual para todos, sino que la
educación que él describe se limita a la clase de los guardianes. Su polis ideal mantendría la
esclavitud, mientras que la clase de los productores, probablemente, recibiría una instrucción
limitada a lo necesario para realizar sus tareas adecuadamente. Sin embargo, consideraba de gran
importancia una correcta formación para afrontar la responsabilidad de las tareas de gobierno, y
pensaba que una buena educación favorecía los intereses del estado.
Uno de los aspectos importantes, es cómo pensaba Platón que debía enseñarse. Sus métodos
educativos y su actitud respecto del proceso de aprendizaje, dice mucho sobre sus ideas en torno a
la psicología humana y sobre su filosofía. Sócrates, claro está, pensaba que nada podía
enseñarse, sino tan sólo encaminar a los demás en la buena dirección, y esta idea es la que
Platón propone. No se puede obligar a nadie a aprender, ni podemos abrir las cabezas para
meter los conocimientos en ellas. Sólo se puede mostrar el camino, para que cada cual piense
por sí mismo.
LOS CUATRO ESTADOS DEL ENTENDIMIENTO
Las ideas de Platón sobre el proceso educativo van en la línea de sus convicciones metafísicas: la
creencia en la existencia de una Verdad, una realidad, un mundo de las formas. La mejor educación
posible es, por tanto, el acceso al conocimiento de las formas y, especialmente, a la forma del bien.
El mito de la caverna es también una metáfora sobre el proceso educativo. Conforme el prisionero
liberado realiza su particular viaje hacia la salida de la cueva y contempla por primera vez , con dolor,
la luz del día, está llevando a cabo un proceso de aprendizaje. Otra forma de imaginárselo, es
compararlo con el ascenso por una escalera, peldaño a peldaño, hasta llegar a lo más alto. Estos
peldaños son los del entendimiento, y se dan cuatro pasos fundamentales:
Eikasia
La primera fase se encuentra al principio de la escalera, y es el punto en el que, a juicio de Platón, se
encontraba la mayoría de los atenienses. En la caverna, está representado por los prisioneros atados
al fondo de la cueva y, de igual forma, en el personaje de Polimarco, que rápidamente acepta la
tradición y es incapaz de un pensamiento crítico. En un sentido metafísico, es la aceptación del
mundo de lo aparente, que Platón llamaba eikasia, el mundo de las imágenes. Así, uno puede
tenerse por persona moral, sólo porque los dioses lo ordenan.
Pistis
La segunda fase requiere un gran esfuerzo. Se necesita romper con la seguridad y comodidad de la
creencia de que `Dios está en los cielos y todo está bien en la Tierra'. Es entonces cuando se empieza
a desarrollar un pensamiento crítico, y se cuestionan por primera vez las convenciones. En La
república, el personaje de Glaucón podría entrar en esta categoría. Platón llama a esto pistis o
`confianza'. Se está ya en la fase de conocimiento, pero se siguen considerando válidas las creencias,
aunque ahora es imposible justificarlas. Por ejemplo, se sigue pensando que, digamos, matar es
un acto inmoral, pero no es posible sostener ni defender esta afirmación sustancialmente.
Dianoia
La tercera fase se encuentra mucho más arriba en la escalera del conocimiento. Platón la
denominaba díanoia o `pensamiento'. En este punto se puede participar en un pensamiento
razonado. No sólo se cree en las cosas, sino que se pueden defender mediante un discurso
lógico y razonado. Aunque no se posee conocimiento perfecto, se ha llegado a la noción
abstracta de realidad. A través del estudio de la ciencia, las matemáticas y la geometría, se
traba conocimiento de los conceptos abstractos y universales. Como ejemplo un tanto burdo,
consideremos un perro y un gato, y concentrémonos, no tanto en sus diferentes naturalezas
(uno es un perro y el otro es un gato), sino en la unidad y la universalidad de la operación
matemática, uno más uno son dos, para llegar a que un perro y un gato suman dos animales.
Sí, evidentemente, ¡todos somos capaces de operaciones matemáticas más complejas que ésta!
Episteme y noesis
El cuarto y último escalón fue denominado por Platón episteme y noesis conocimiento e
inteligencia, respectivamente. Éste es el estado verdaderamente filosófico, apartado por completo
de lo aparente, y partícipe del mundo de las formas. Más que mediante el razonamiento a
partir de unas premisas, se llega a las conclusiones mediante la aprehensión y la percepción de la
estructura del conocimiento en su totalidad. Es el estado de iluminación, cuando el prisionero de la
caverna es capaz de contemplar el Sol mismo. En un sentido algo más práctico, se puede llegar,
mediante el método dialéctico de la conversación, hasta el verdadero significado de conceptos tales
como la justicia.
EL CURRICULUM
Para ascender en la escala del conocimiento, los hijos de los guardianes, en la polis ideal de Platón,
recibirían un estricto currículum educativo que consta de tres elementos:
• Mousike (artes liberales)
• Gymnastike (educación física)
• Matemáticas
Para ser buenos guardianes, es necesario mantener un buen equilibrio entre estos tres elementos.
Mousike (artes liberales)
Aunque mousike podría traducirse por `música', tenía un sentido más amplio en la época de
Platón que en la actualidad, ya que cubría todas las artes liberales. Platón reconoce la gran
influencia que la literatura, el teatro y la música tienen en la formación del carácter y es sabedor de
su importancia como herramienta educativa. En nuestra sociedad, es bien conocido cómo los más
pequeños aprenden nuevas ideas en las guarderías gracias a los juegos, los cuentos, la música y las
canciones.
De igual forma, Platón pensaba que las artes podían tener una poderosa influencia negativa en el
carácter. Los niños atenienses crecían a base de una abundante dieta de dramaturgos como Homero
y Hesiodo. Platón los consideraba más perjudiciales que beneficiosos; el único resultado es un
carácter como el de Polimarco, demasiado apegado a las creencias presentadas en sus obras.
Como consecuencia de todo esto, Platón propone una revisión radical de la enseñanza de las
artes:
• Prácticamente la totalidad de las obras de Homero y Hesiodo serían retiradas, ya que
representan a los héroes y dioses tradicionales como consumados mentirosos, ladrones, impostores,
adúlteros, etc.
• Sólo se promoverían aquellas historias que presenten a los dioses perfectos, honestos y
veraces. Deben tener fuerte contenido moral, que aliente la conducta virtuosa, antes que predicar la
inmoralidad.
• En los tiempos de Platón, los niños aprendían los mitos mediante la representación, lo que se
denominaba mimesis ('imitación'). Platón pensaba que tales representaciones eran perjudiciales, ya
que la interpretación de personajes inmorales podía dejar una marca indeleble en sus jóvenes
espíritus. Por tanto, la representación se limitaría sólo a los personajes moralmente honestos. Los
guardianes deben tener una unidad mental y no un carácter fragmentado.
También la música y las canciones deben ser limitadas. No puede permitirse ningún tipo de
música que induzca a la ociosidad, la ligereza, la autoindulgencia o a una relajación del
autocontrol. La música debería utilizarse sólo para expresar orden, armonía y belleza.
Gymnastike (educación física)
Un carácter equilibrado requiere también educación física o `gymnastike'.
• El entrenamiento físico ayuda a mejorar la salud y es una preparación para la guerra.
• La dieta será simple, con la exclusión de los manjares, como medida preventiva. p
• Los jóvenes guardianes visitarán los campos de batalla para presenciar las operaciones militares,
como preparación para la edad adulta.
Matemáticas
Cuando Platón se refiere a que su polis ideal debe ser gobernada por reyes filósofos, a menudo se
tiene en mente, erróneamente, al típico sabio `con la cabeza en las nubes'. Sin embargo, Platón imagina
a su filósofo, no sólo con espíritu práctico, sino también experto en ciencias. Las matemáticas
estimulan el razonamiento y debe favorecerse desde edades tempranas.
• Los niños más pequeños no deben ser forzados al estudio de las matemáticas, pero deben
aprender sus técnicas mediante el juego.
• A una edad más madura, los jóvenes guardianes deben estudiar aritmética, geometría,
astronomía y armonía.
El interés que Platón muestra por la moralidad de los héroes tiene un paralelismo con nuestra
actual preocupación por la influencia de la cultura popular. Sin embargo, su afán censor es
excesivo, y es discutible que la ignorancia de toda inmoralidad sea realmente beneficiosa.
Platón fue el primer pensador que consideró la educación como algo importante en la
formación del carácter, más que como mera instrucción o adquisición de conocimientos. No hizo
ninguna mención a graduaciones, ni a exámenes, ni sobre la conveniencia de formar expertos
en temas concretos.
El sistema educativo americano sigue las directrices platónicas, poniendo mayor énfasis en
adquirir valores sociales y morales, y establecer vínculos con los demás, mientras que los objetivos
académicos se reservan para la educación secundaria. También Platón hace un tratamiento especial
de los más pequeños, cuya capacidad de razonamiento está aún limitada. Sin embargo, puede
criticarse la imposición de la enseñanza de los valores sociales a una edad demasiado temprana, sin
permitir al individuo que desarrolle la capacidad de discernir el bien del mal. Pese a esta
concordancia, esta rigidez en la escolarización y censura excesiva, Platón consideraba que más
adelante serían capaces de suficiente autonomía intelectual para investigar por sí mismos.
EL MUNDO DE LAS FORMAS Y PLATÓN
El mito de la caverna, no sólo aborda la búsqueda del filósofo, sino que también es una
explicación de la teoría de las formas de Platón ¿Qué son las formas? En su obra El
principito, el escritor y poeta francés Antoine de Saint-Exupéry recuerda cómo, en
su infancia, vivía en una casa que, se suponía, escondía un tesoro. Nunca se encontró
el tesoro, pero la sola posibilidad de su existencia, le prestaba a la casa un encanto y
una belleza especiales. Como decía Saint-Exupéry, `lo esencial es invisible a los
ojos'. Miguel Ángel solía replicar, cuando recibía elogios a su obra, que él se
limitaba a retirar el mármol sobrante del bloque inicial, para dejar al descubierto
algo que, en realidad, ya estaba allí desde el principio. En cierto sentido, las formas
son `lo que ya está ahí', pero habitualmente no somos capaces de ver, mientras nos
ocupamos del `mármol sobrante.
En La república, el personaje de Sócrates afirma que su analogía es una representación
de la condición humana. El hombre está atrapado por el ilusorio mundo de los sentidos;
somos como los prisioneros de la caverna. Platón pensaba que la capacidad para
percibir la verdad oculta tras esta ilusión residía en el espíritu. Las formas son el
mundo más allá de las sombras. Tomamos a éstas por el mundo real, pero son reales sólo
en apariencia. No es casual la semejanza entre el mundo de las formas de
Platón y el concepto de cielo de los cristianos, ya que la filosofía platónica tuvo gran
influencia en el pensamiento cristiano.
Para Platón, éste no es el mundo real. El mundo real es invisible y yace más allá de los
sentidos del tacto, la vista, el gusto, el olfato o el oído. Pero, ¿qué llevó a Platón a
creer en la existencia de un mundo más allá de éste?
La forma de la belleza
Podemos contemplar la belleza de, por ejemplo, una flor, una obra de arte, una mujer
hermosa... Pero ¿qué es la belleza misma? En otras palabras, ¿cómo reconocemos en
objetos tan diferentes un mismo atributo? Bien podríamos contestar que lo aprendemos
con la experiencia. Sin embargo, Platón consideraba que nuestro conocimiento de la
belleza es innato- no nacemos como una `tabla rasa' sin ninguna clase de conocimiento,
sino que nuestra alma ya contiene en sí todo el conocimiento. La dificultad estriba en
dirigirse hacia ese conocimiento.
Otras formas
De hecho, no sólo la belleza, sino todo, posee una forma. Por ejemplo, un objeto tal
como una mesa, posee la forma de una mesa. Aunque las mesas difieran entre sí en su
tamaño, color, textura o cualquier otra propiedad, todas ellas poseen el atributo `mesa'.
Del mismo modo, cuando un buzón, un coche o una manzana son de color rojo, todos
ellos comparten la forma `rojo'.
Intentemos dibujar un círculo ¿Qué tal nos ha salido? Dependiendo del pulso de nuestra
mano, el círculo presentará más o menos imperfecciones; puede que nos salga con
forma de pera. Pero, ¿cómo sabemos qué es un círculo perfecto? ¿Cómo sabremos,
cada vez que tratemos de dibujar un círculo, que no nos ha salido `del todo bien'? Para
Platón, la respuesta es que existe la forma círculo, y esto nos dice algo sobre las
formas: que son perfección. Cuando contemplamos una flor, no es perfectamente bella,
pero participa de esa perfección. De igual modo, una mesa puede ser funcional, pero bien
podríamos concebir otra mejor aún; otra más robusta y duradera.
Si somos capaces de apreciar que un mueble es mejor que otro, Platón se pregunta
cómo podemos saber que es mejor ¿En qué consiste ese `mejor', que advertimos en uno
más que en otro? Veamos cómo afecta esto a muchos aspectos de nuestras vidas. Si
decimos que la sociedad, la calidad de vida, la moralidad, etc., están progresando,
damos por supuesto que existe te algo hacia lo que progresar. Platón, al igual que
Sócrates, creía-6i la existencia de la verdad moral; que la moralidad no es relativa, algo
dependiente de la sociedad o del momento. Si una sociedad afirma ser moralmente
superior a otra, es lo mismo que afirmar la existencia de reglas morales universales.
Si regresamos al mito de la caverna, podemos decir que el viaje de nuestro prisionero
hacia la luz del día es un viaje hacia el conocimiento. Mediante la verdadera instrucción,
esto es, la que le convierte en filósofo, adquirirá conocimiento de las formas y, como
filósofo, es su deber regresar a la caverna e iluminar a sus compañeros. Al mismo
tiempo, las formas no pueden enseñarse, sino que están ya en nosotros mismos, pero nos
negamos a reconocerlas, ya que el proceso necesario para ello es doloroso e incierto;
nos expulsa de la seguridad de nuestras ilusiones. Para Platón, los prisioneros de la
caverna son los ciudadanos atenienses, sumidos en la ignorancia. Incluso los que
ocupan los puestos más altos, los políticos y los educadores de la Atenas de Platón, no
están más cerca del conocimiento que los `más bajos'.
La forma del bien
En el mito de la caverna, la forma del bien está representada por el Sol, fuente de todas
las cosas. Proporciona la vida y la luz que nos permite percibir las cosas. El Sol es
responsable de las estaciones, del clima y de los alimentos.
Platón pensaba que existía una jerarquía entre las formas. Si bien existen formas
particulares para la belleza, la justicia, para una silla o una cama, hay otra forma por
encima de todas ellas: la forma del bien. Toda existencia y toda perfección, fluyen
desde la forma del bien que, al igual que el Sol, da la luz y la vida a las otras formas. Por
tanto, cuando se alcanza el conocimiento de la forma del bien, se logra la verdadera sabi
duría. Cuando los padres fundadores de la Iglesia desarrollaron la teología cristiana se
basaron en las formas platónicas. En el cristianismo, la forma del bien se convierte en
Dios: la fuente de todas las cosas, inmutable, eterno, perfecto e invisible.
A continuación, presentamos un resumen sobre las formas platónicas:
• Las formas representan la verdad o realidad. No pueden ser alcanzadas por los
sentidos, sino por medio de la mente. Esto es, a través del intelecto. La palabra `forma'
es la traducción más habitual, aunque en griego, el término 'eidos' puede traducirse
mejor por `idea". Sin embargo, esto podría sugerir que las formas o ideas, están en
nuestro intelecto, mientras que Platón sostenía que éstas eran independientes de la
mente.
• El mundo sensible (es decir, el mundo que experimentamos con nuestros
sentidos) participa de las formas que contienen las imágenes de, por ejemplo, la belleza,
la bondad, el bien, lo rojo, etc. Cuando reconocemos en un objeto la forma de la
belleza, es debido a que nuestro intelecto recuerda el conocimiento que de esa forma
adquirió antes de nacer. En otras palabras, nuestro conocimiento de las formas es
innato, nacemos con él y, mediante la educación, aprendemos a recordarlo.
Las formas son eternas e inmutables, mientras que el mundo sensible es temporal y
cambiante. No podemos conocer aquello que está en constante cambio, pues no
permanece para ser conocido.
LA JUSTICIA SEGÚN PLATÓN
Al presentar su programa político, Platón se interesa también por la vida de cada
persona individual. Al principio de La república, el personaje de Sócrates se pregunta,
“¿qué es la justicia?”. La palabra justicia es, sin embargo, una pobre traducción de
la palabra griega dikaisuné. Esta palabra abarca, tanto la moral individual, como la
colectiva y se refiere, en consecuencia, al modo más recto de vivir, tanto del individuo,
como de la sociedad en su conjunto. Al preguntarse qué es la justicia, Sócrates trata de
abordar la cuestión más amplia de los derechos y obligaciones, del papel del individuo en
la sociedad. Se trata de preguntas muy profundas e importantes, tan vigentes hoy, como
lo eran en la época de Platón ¿Por qué debo ser bueno? ¿Qué le debo al estado y qué
me debe éste a mí? ¿Qué se entiende por buena conducta?. En La república, lo público
y lo individual están fundidos, puesto que la mente del individuo se forma a través del
sistema político. Simplemente, Platón conoce muy bien la importancia del entorno en
la formación del carácter.
Polemarco y la justicia tradicional
En La república, Platón, a través del personaje de Sócrates, comienza preguntando a
Polemarco qué es la justicia. Polemarco, hombre formado en las tradiciones y
convencionalismos de su época, busca la respuesta en los textos tradicionales y en los
venerados poetas de su tiempo. Cita al poeta Simónides, quien afirmaba que había que
dar a cada hombre lo que se merece. Esto es, en esencia, el tradicional `ojo por ojo': si
alguien nos hace bien, le devolveremos bien; si alguien nos hace mal,
paguémosle con la misma moneda. Ésta es la respuesta de Sócrates:
• Sócrates se pregunta si puede ser bueno hacer daño a alguien. Mucho antes de que
Gandhi afirmara que el ojo por ojo sólo serviría para dejar ciego al mundo, Platón
ya se cuestionaba si se podría levantar alguna clase de moral sobre la base de la
venganza. Desde luego, puede resultar útil, pero no por ello es moralmente
correcto.
• Sócrates habla de que toda persona posee lo que él llamaba areté, que puede
traducirse como 'virtud' o `cualidad'. Señalaba que, si herimos a un caballo le
haremos menos precioso y esto puede aplicarse igualmente a las personas. Maltratar
a alguien no le hará mejor persona, sino que, por el contrario, le hará ser peor.
• Sócrates establece entonces una acertada analogía. Compara al gobernante con
un médico, un símil que Platón utiliza extensamente en La república. El médico
hace un juramento hipocrático: no hacer mal' ¿No debería aplicarse también a los
gobernantes?.
• Para que un estado sea moral, debe ser capaz de extraer las cualidades morales de
cada individuo. Aquí, Platón nos presenta también su programa educativo: no se
puede obligar a nadie a ser bueno, a ser virtuoso (arete); se debe enseñar, para
sacar a la luz las cualidades individuales de cada uno. La enseñanza es un proceso,
no algo que se impone al individuo, y esto se consigue esencialmente mediante el
método socrático.
• En consecuencia, ¿Puede considerarse recto (es decir, justo) rebajar las virtudes
específicas (arete) del individuo? El estado, en su papel de educador, tiene mucho
que perder si intimida a sus ciudadanos para ser virtuosos.
Trasímaco y su cínica idea de justicia
Habiendo quedado Polemarco en silencio, el personaje de Trasímaco expone su
radical y poco corriente idea de la justicia. Trasímaco, sofista y experimentado
maestro, fue un personaje real. No creía en la existencia de verdades eternas, y
consideraba que las creencias y los valores dependían del tiempo y del lugar en que nos
tocara vivir. Como buen relativista, niega las tradiciones. En este sentido, Trasímaco
puede considerarse el opuesto de Polemarco. La premisa de Trasímaco es: el poder es
justicia. No hay un concepto eterno de la justicia, sólo la ley del poder. Son los gobernantes
quienes definen la justicia, pues son ellos quienes detentan el poder. De hecho, Trasímaco
va aún más lejos, al añadir una segunda premisa: el que es injusto, es más feliz. Trasímaco nos
presenta la imagen de un `superhombre': una figura fuerte, que dicta sus normas, establece
sus propios valores y desafía la moral establecida. En consecuencia, el hombre injusto no
sólo es más feliz, sino que también tiene más éxito.
Este cínico concepto de la justicia es, sin embargo, muy atractivo, y era importante para
Platón refutarlo, pues la consecuencia es una sociedad carente de normas morales e
interesada, exclusivamente, en la búsqueda del poder y de la felicidad ¿Cómo responde el
personaje de Sócrates?
• Sócrates vuelve a la analogía con el médico. El primer interés del médico es
hacia su paciente. Admitido esto, el médico ejerce su autoridad sobre el
cuerpo del paciente, la autoridad que le conceden sus conocimientos, pero no lo
hace para su propio y exclusivo beneficio. Recordemos el juramento hipocrático:
procurar el bien del paciente.
• ¿Por qué, se pregunta Sócrates, no ha de ser el político tan profesional como el
médico? La medicina posee conocimientos, es una ciencia, y los médicos la
practican por el interés común ¿Por qué no puede haber una ciencia política?
• Platón sugiere que es posible el mismo profesionalismo en la política que en la
medicina. La política no sería sólo materia de opinión, sino de conocimiento. Es
posible convertir la política en una profesión noble.
• Platón afirma sólo que los políticos podrían ser como los médicos, no que lo
sean. Toda la argumentación de Platón se basa sobre la creencia en la existencia de
modelos universales y eternos (las formas). La práctica política y, por tanto, el
recto proceder, la justicia, puede basarse en el conocimiento, no en la opinión, y si
los gobernantes poseen ese conocimiento, pueden usarlo sabiamente por el bien
común. Platón hace referencia a la ciencia, o sabiduría del médico, mediante la
palabra techné. De la misma forma que un médico posee una techné para sanar,
o el carpintero para fabricar muebles, el político tiene techné para gobernar.
Glaucón y el mito de Giges
El siguiente en entrar en escena es Glaucón, uno de los hermanos de Platón. Glaucón
también es sofista, aunque algo más moderado que Trasímaco. Siente cierta afinidad
por los puntos de vista expuestos por Sócrates, pero no le parecen completamente
satisfactorios. En vez de presentar un ataque frontal y dogmático contra Sócrates, tal
como lo había hecho Trasímaco, prefiere adoptar el papel de abogado del diablo,
con la intención de pulir los argumentos expuestos hasta ahora y hacer una serie de
proposiciones. Glaucón afirma que, lo primero que debemos hacer es comprender los
orígenes de la justicia, antes de intentar determinar su naturaleza.
Glaucón rechaza las afirmaciones de Polemarco; nuestra idea de la justicia no viene de
los dioses o de un reino eterno. Por el contrario, nos presenta la idea de un contrato
social: en sus orígenes, el hombre formó las primeras sociedades, y se llegó a un acuerdo
para establecer normas morales como protección. Se buscaba la justicia, no porque
fuera una verdad eterna, sino porque resultaba conveniente para el bien común;
proporcionaba seguridad y protección. El individuo obedece las normas por miedo, pues
sabe que, si no lo hace, puede ser perseguido y castigado. La justicia es, entonces, un
compromiso entre lo que deseamos (incumplir la ley y eludir el castigo) y lo que no
deseamos ( sufrir la injusticia, sin remedio posible).
Glaucón expone una opinión sobre la condición humana no muy diferente de la
expresada por Trasímaco: está en la condición humana ser egoísta, y la buena conducta
no es más que un acto egoísta, ya que somos conscientes de la conveniencia de mantener
el orden social. Aunque esto nos pueda parecer un acto de altruismo, el individuo
¡obrará injustamente si puede salir impune!.
Ser bueno, según Glaucón, va contra la esencia de la naturaleza humana. Para
demostrarlo, Glaucón apela al mito de Giges: un día, mientras Giges, pastor al servicio
del rey de Lidia, cuidaba del rebaño, un terremoto abrió una profunda brecha en la
tierra. El pastor descendió hasta lo profundo de la grieta, donde halló, entre otras
muchas cosas, un cadáver, del que tomó un anillo que éste llevaba en un dedo. Al
encontrarse con unos pastores, compañeros suyos, estaba jugueteando con el anillo en el
dedo cuando, de pronto, se dio cuenta de que sus compañeros estaban hablando de él
como si no estuviera allí presente. Finalmente, comprendió que, girando el anillo de
determinado modo, se volvía invisible. Al darse cuenta del poder que esto le otorgaba,
Giges lo utilizó para seducir a la reina, asesinar al rey y ocupar el trono.
Glaucón pide a Sócrates que imagine la existencia de dos anillos con tales propiedades;
uno para un hombre que se comporta ilícitamente, y otro para un hombre que siempre
obra con justicia. En este experimento, se pregunta Glaucón, ¿sería capaz el segundo de
resistir la tentación de aprovecharse de las ventajas que le daría el anillo? ¿Si
pudiera robar en el mercado, asesinar sin ser descubierto y actuar como un dios, no
se comportaría igual que el hombre injusto y, por tanto, dejarían de distinguirse? El
hombre justo descubrirá pronto que la injusticia es la opción más ventajosa.
EL ALMA DEL ESTADO
Platón debe demostrar ahora que es preferible la justicia; no porque nos pueda
reportar beneficios, éxito y bienes materiales, sino porque es buena en sí misma. En
otras palabras, la naturaleza del hombre, su verdadera alma, es ser justo. Llegados a
este punto, Platón plantea su propuesta de un estado ideal, su `república'. Porque,
afirma, para entender el alma individual debemos entender el alma del estado, que es su
extensión jurídica. Como la justicia es una característica, tanto del individuo como de
la sociedad, nos será de ayuda, sostiene Sócrates, mirar primero hacia el estado -lo
que sería como mirar la justicia a través de una lente de aumento- y, después, buscar
algo semejante a escala individual.
Sócrates coincide con Glaucón en que existe `algo de Giges' en todos nosotros, pero
también una gran capacidad para la razón y la bondad. Si algunos individuos se
comportan como Giges no es por su propia naturaleza, sino porque la sociedad les ha
hecho ser así.
Lo que Platón trata de mostrar es que, para que el hombre sea fiel a sí mismo, para
ser capaz de ejercer su verdadera areté, debe ser alentado por el estado, su educador.
Lo que falla es la sociedad ateniense, por producir individuos que sólo persiguen su
propio beneficio, mientras que el `estado natural' sería aquel que permitiera al hombre
comportarse conforme a su naturaleza: autodisciplina por el dominio de la razón.
Atenas es una ciudad corrupta y debe purificarse mediante tres olas de cambios que
barran el viejo sistema.
CAP. XV
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
mentira involuntaria = la ignorancia. Al ignorar sobre una cuestión se miente acerca de
ella.
la filosofia... al verla tan indignamente afrentada = los sofistas y sus discípulos.
ESQUEMA
Pero también esos gobernantes que vayan a ser elegidos (escogidos por los fundadores)
deberán tener ciertas condiciones: firmes, valientes, hermosos, generosos,
viriles, capacidad de recibir educación, amor al trabajo y la verdad, vivacidad para el
estudio, que no tengan dificultades en aprender... en una palabra: ¡Ser excelentes, los
mejores!.
- Que es lo contrario de lo que (ahora) ocurre en la filosofía puesto que se ocupan de
ella (se dedican a ella) los que no son dignos.
- Por eso mismo hay que tener mucho cuidado al elegir a los que vayan a ser educados
para gobernantes.
- Si así hiciéramos iríamos hacia lo mejor y conseguiríamos un gobierno justo en la
ciudad (polis).
- No sería conveniente elegir a ancianos para tales menesteres porque no tendrían
capacidades.
RESUMEN:
¿Quiénes habrán de ser los educados en la dialéctica? Los más firmes, valientes, hermosos...
Pero hay que ser cuidadoso y elegir a quienes amen el trabajo y el esfuerzo intelectual
(cosa que ciertamente no ocurre, dedicándose a la filosofía quienes no debieran).
¡Los mejores! (aristocracia). Criterio de selección: personas sanas de cuerpo y alma, no
sea que se eduque a quién no se deba.
Excluir a los ancianos porque no tendrán capacidades de aprendizaje.
CAP. XVI
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
• dialéctico es el que tiene visión de conjunto = la dialéctica, por derribar las hipótesis de
los otros conocimientos, ofrece necesariamente una visión de conjunto que engloba y
supera a todos los demás saberes.
• poder dialéctico = encaminarse hacia el ser en compañía de la verdad y sin ayuda
de los sentidos.
ESQUEMA
Los elegidos deben ser niños, a los que se les enseñará todo lo que ha sido señalado
anteriormente y mediante una educación que se les imponga sin fuerza... ¡jugando!
Y los que demuestren las habilidades que deseamos, incluso después de haber asistido a
la guerra, se les separará e incluirá en un grupo selecto.
Se iniciarán en el estudio después del período gimnástico y de haber presenciado
batallas (aproximadamente hacia los 20 años).
Estudiarán de manera sinóptica las disciplinas aprendidas dispersamente en la infancia,
las relaciones que mantienen entre sí y la naturaleza del ser.
Esto permitirá saber quién es proclive a la dialéctica al ver si tiene una visión de
conjunto (que es una de las características de la dialéctica).
A los mejores de estos se les volverá a separar cuando tengan 30 años, aunque habrá
que seguir tomando grandes precauciones.
Esbozo de un mal que afecta a la dialéctica.
RESUMEN:
Hay que elegir a niños, pero no obligándoles a aprender por la fuerza, sino jugando.
Se iniciarán después del período gimnástico y después de haber asistido a las guerras
como espectadores, aproximadamente a la edad de veinte años, después de una selección,
iniciándose en los estudios por medio de una síntesis de todos los conocimientos adquiridos
anteriormente (lo cual será una prueba de sus capacidades didácticas) y a los mejores
entre ellos se les volverá a separar a la edad de treinta años.
No obstante, hay un mal que aqueja a la dialéctica.
CAP. XVII
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
otros principios prometedores de placer = frente al alma, el cuerpo que, como
el caballo malo, pretende desequilibrar el camino de la verdad.
que aquello no es más honroso que deshonroso = lo que era cierto se convierte
en opinable y pierde la seguridad en lo aprendido.
ESQUEMA
Aun a pesar de la buena educación que puedan haber recibido, hay principios del placer
(los instintos, los sentidos) que pretenden llevarnos por otros derroteros.
Y así puede ocurrir que si se enseña la dialéctica a los jovencitos que luego se vean
contradichos en sus principios y se pongan a dudar de todo lo aprendido... y de esa
manera, al quedarse sin argumentos, se iniciarán por la senda del placer .
Lo que les hará rebelarse con las leyes que antes se les enseñaban.
Por lo tanto, hay que tener mucha precaución al enseñar la dialéctica.
No habrán de estudiar la dialéctica siendo excesivamente jóvenes ya que la juventud
juega con todo y acabarían aburriéndose e inclinados al escepticismo.
RESUMEN:
El mal de la dialéctica es que si se enseña antes de los treinta, los alumnos, debido a su
juventud e inexperiencia, pueden ser refutados, quedarse sin argumentos y dudar de lo
que ya han aprendido, por lo que la aborrecerían, se convertirían en rebeldes y se
sentirían inclinados hacia el escepticismo (lo cual es un gran perjuicio para la filosofía).
CAP. XVIII
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
cuando se intente arrastrarles en todas direcciones = serán aptos para resistir las
tentaciones que se les presenten.
ESQUEMA
5 años más estudiando dialéctica...
Y luego habrán de bajar al mundo (el fondo de la caverna) para ocuparse de los asuntos
mundanos...
Allí pasarán 15 años, siendo sometidos a pruebas... concluyendo esta fase cuando
tengan unos 50 años...
Que es cuando empezarán a mirar de frente al bien; que es cuando estarán en disposición
de legislar y de ocuparse de la educación de futuros gobernantes.
Y esto será indiferente para hombres como para mujeres elegidas.
Y aunque estos propósitos sean difíciles de realizar son posibles.
Los legisladores (primeros) el primer paso que deberán tomar es mandar fuera de la
ciudad a los mayores de 10 años para que sean educados por ellos mismos del modo que
se acaba de proponer.
RESUMEN:
Estudiarán dialéctica durante cinco años más, después de los cuales bajarán a la
caverna (el mundo nuestro) y ocuparán puestos bajos e intermedios a fin de ser
probados durante 15 años.
Luego, con cincuenta años, los mejores se ocuparán de los cargos políticos, pero no
como un honra sino como una obligación. Al acabar su tarea, que incluirá la preparación
de futuros gobernantes, se irán a vivir a la Isla de los Bienaventurados.
Tanto los hombres como las mujeres.
Y esto no es una utopía. Propuesta de iniciación del programa político.