26.8.11

MATERIAL EXTRAIDO DE http://usuarios.multimania.es/diariodeclase/EXPRESION%20ESCRITA/EXPRESION%20ESCRITA.htm

ANTES DEL COMENTARIO: LECTURA Y SIMPATIA
Antes de comentar es necesario leer. Pero no se trata de leer de modo mecánico y
apresurado. El primer paso consistirá en una lectura reposada y sin preocupaciones
técnicas: no se trata, por ahora, de comprender todas las palabras ni el sentido de cada
frase. Se trata solamente de sacar una idea general del problema que está tratando el
autor, insistiendo más en las preguntas que en las respuestas. Esta primera aproximación
al texto se podría resumir en la pregunta ¿de qué está hablando el autor?, dejando para
más adelante otras preguntas como ¿qué dice? O ¿Cuál es su postura?.
En esta actividad naufragan muchos comentarios, una buena lectura debe combinar
comprensión y análisis, y será el cimiento de nuestra labor posterior. Leer es
comprender, por lo que la lectura debe ser atenta, tranquila y minuciosa.
En la lectura debes:
1- Dedicar especial atención a la terminología. No debe pasarse por alto ninguna
palabra o expresión que no se comprenda, ya que el objetivo de esta primera
lectura es aproximarnos al texto, hacernos una idea general del marco en el que
las ideas concretas cobran sentido.
2- Analizar cada uno de los fragmentos concretos. Para este análisis será necesario
leer varias veces una misma frase gramatical o incluso un mismo fragmento de
ésta.
3- Una vez comprendidas las partes, volveremos al todo, a la lectura del marco
general donde se inscriben aquéllas. El texto deberá ser leído tantas veces como
sea necesario para alcanzar el objetivo propuesto: comprenderlo a fondo.
Facilitaría mucho el comentario que esta lectura se hiciera con simpatía. La simpatía en
la lectura consiste en ponerse "en la piel del autor", pensar como él, ver las cosas desde
su punto de vista. Tampoco aquí hay que apresurarse: ya llegará el momento de criticar,
de poner objeciones, de enfrentar al texto con otras opiniones distintas y hasta opuestas.
Por ahora conviene meterse sin reservas en el texto, convertirse por un momento en un
discípulo fiel del autor y tratar de comprender antes de juzgarlo. Si no es posible lograr
una actitud de simpatía, al menos conviene tratar de comprender el modo de enfocar el
tema del autor que estamos estudiando, de entender las razones en las que se apoya.
Una vez realizada esta primera lectura (que pueden ser varias) se está en condiciones de
pasar a un estudio más detallado del texto. Para facilitarlo, vamos a proponer un
esquema de trabajo que, como todo esquema, no hay que tomar al pie de la letra:
muchas veces los pasos a seguir dependerán del tipo de texto de que se trate, de nuestras
propias preferencias o del tema que nos interese. Sin embargo, y aunque el orden puede
alterarse, quizás convenga seguir al comienzo cierto método que nos asegure que
estamos teniendo en cuenta al menos los aspectos principales del texto en cuestión. En
cualquier caso, ningún esquema puede reemplazar al trabajo personal de lectura y
comprensión del que hemos hablado antes.
¿Qué significa comentar un texto?
Comentar un texto no significa parafrasearlo, es decir, repetir exactamente lo mismo
que dice el texto pero con otras palabras. Y tampoco limitarse a explicar el significado
de las ideas del texto, ya que eso forma parte del análisis y no del comentario de texto
propiamente dicho que, en tal caso, quedaría reducido a un análisis.
Prestad atención, sin embargo, a la siguiente consideración: si el análisis debe formar
parte o no del ejercicio conocido como comentario de texto ha sido y es objeto de
discusión y debate; por supuesto que no se puede comentar un texto sin haberlo
analizado previamente, pero ello no quiere decir que necesariamente el análisis deba
plasmarse como tal en el ejercicio llamado comentario, o que deba ser una parte del
comentario. Mayoritariamente se tiende a considerar que el análisis debe ser una parte
del comentario, pero estad atentos a las exigencias de vuestros profesores en cuanto a la
necesidad o no de incluirlo como tal en el ejercicio (ya hemos visto en otra página que
el análisis es un ejercicio con entidad propia). Aquí consideraremos que el análisis del
texto debe formar parte del ejercicio que llamamos comentario de texto.
El comentario de un texto filosófico consiste en la emisión de un juicio o consideración
sobre el lugar que ocupan las ideas defendidas en el texto en el conjunto del
conocimiento, y en la exposición de nuestro punto de vista al respecto (no confundáis
esto con lo que vosotros llamáis "opinión personal"). Esto quiere decir que comentar es,
ante todo, relacionar. Relacionar las ideas del texto con nuestros conocimientos. Y
relacionar las ideas del texto con nuestras propias ideas sobre el tema.
Para ello habremos de determinar, mediante el análisis, las ideas principales y las
secundarias, así como la relación existente entre ellas y el significado conceptual o
terminológico, así como la presentación del contexto del fragmento que tenemos que
comentar. Además, y aquí comienza propiamente el comentario, hemos de buscar la
relación de esas ideas con nuestros conocimientos, pues es a partir de estas relaciones
como podremos emitir ese juicio o consideración en que consiste el comentario. A este
respecto es útil dejar que fluyan las asociaciones de ideas en nuestra mente y, para
facilitar esta actividad, plantearse algunas preguntas como las siguientes: ¿A qué
escuela filosófica pertenece el autor, a cuál se opone? ¿Es un innovador? ¿Qué pretende
el autor con sus afirmaciones? ¿En qué contexto se producen? ¿Qué significado le
podemos atribuir?¿Qué intención tienen sus palabras? ¿Es correcto todo lo que afirma el
autor?. Si creemos que no, debemos aportar nuestra crítica, que debe comprender datos
y soluciones. (Por ejemplo: a) si hay errores en el texto debemos aportar los datos
correctos; b) si hay afirmaciones gratuitas debemos explicar por qué consideramos que
lo son; c) si encontramos falsas interpretaciones, de datos o de pensamientos de otro
autor, debemos exponer los datos correctos. Etcétera.)
El comentario debe presentarse como un ejercicio que consta de tres partes relacionadas
entre sí, formando un todo ordenado y coherente: introducción, desarrollo y conclusión.
En la introducción, que ha de ser breve y proporcional a la extensión total del ejercicio,
se plantean los problemas tratados en el desarrollo del ejercicio y que conducen a la
conclusión. En el desarrollo, la parte más extensa del ejercicio, se exponen los
resultados del análisis (si debe figurar en el ejercicio) y el comentario propiamente
dicho. En la conclusión, que ha de ser breve, se valoran los resultados a que conduce el
comentario.
Introducción Elaborada en función del desarrollo y la conclusión
Desarrollo
Cuerpo del ejercicio con:
a) análisis
b) comentario propiamente dicho
c) Conclusión Valoración de lo obtenido en el desarrollo
Pautas de trabajo.
Para elaborar el ejercicio suele resultar útil seguir las siguientes pautas:
Numerar el texto. Lo habitual es cada 5 líneas. Esto nos permite localizar cualquier
frase con rapidez y citar con precisión, lo que nos evita pérdidas innecesarias de
tiempo.
Disponer de folios para utilizarlos como borrador.
Leer el texto varias veces, hasta estar seguros de haberlo comprendido. Podemos
hacer un brevísimo resumen del mismo (la idea central nunca debe estar ausente del
mismo; en el resumen se trata simplemente de abreviar el texto, recoger lo esencial).
Anotar, en el borrador, todas las ideas que se nos ocurran en las sucesivas lecturas
del texto, aunque inicialmente parezcan no tener nada que ver con él o con nuestro
propósito.
Analizar el texto, (¿cómo? ver el análisis), anotando en el borrador todas las ideas
que se nos sigan ocurriendo, de forma que podamos recuperarlas posteriormente si
las creemos útiles.
Más tiempo nos llevará seleccionar y ordenar las ideas del borrador y hacer un plan
para la elaboración del comentario. Es la parte central del ejercicio: de qué vamos a
hablar, qué posición defenderemos, qué criticaremos, en qué orden, con qué
extensión cada parte, etcétera. Una vez hecho esto tendremos clara la conclusión que
se impone. Conociendo el desarrollo y la conclusión estaremos en condiciones
entonces de preparar una buena introducción.
Por último, comenzaremos el desarrollo del ejercicio siempre según el plan de
trabajo que nos hemos trazado.
LOCALIZAR EL PROBLEMA
El problema es el punto clave, alrededor del cual gira el texto, el que le da sentido y
unidad. Todo texto debe ser entendido como la respuesta que da un autor a un
interrogante, que puede estar o no explícitamente formulado. Esta respuesta es la toma
de postura del autor frente a la cuestión abierta y/o frente a la respuesta a la misma
cuestión dada por otros autores, cuyas tesis pueden aparecer, o no, en el texto.
Entender el texto como una respuesta significa retroceder en el orden lógico a lo que
tenemos escrito ante nosotros, esto es, situarse en un momento anterior al del texto que
estamos leyendo, y captar la pregunta que lo ha motivado y dotado de una intención y
finalidad, que es, seguramente, la de defender o proponer una tesis frente a otras.
Aunque el problema siempre es un interrogante sobre un aspecto parcial del tema, no se
ha de esperar encontrarlo formulado como tal problema entre signo de interrogación,
porque esto es excepcional. Descubrirlo y formularlo con sus propias palabras, como
una interrogación, es labor del lector-comentarista y algo esencial para alcanzar una
buena interpretación y poder elaborar después el comentario. Con la correcta
formulación del problema demostramos que nos hemos introducido en la temática
propuesta y que comprendemos la problemática que ha dado origen a la escritura, es
decir, las preguntas que otorgan al texto su sentido global.
Mediante la formulación del problema, el comentarista realmente abre un interrogante
que tendrá que hacer suyo en el comentario crítico, sopesando y enjuiciando lo dicho al
respecto por el autor, y manifestando su posición y alternativa, si la tiene.
Consideraciones prácticas sobre el problema:
1) No siempre se trata de un solo problema. En ocasiones se presenta un conjunto
de problema entrecruzados, entre los cuales uno será el problema clave en el
texto, ocupando los otros lugares subalternos. Esta jerarquía debe ser claramente
detectada en el análisis realizado previamente.
2) Es frecuente oir y leer que basta con situar entre interrogantes las idea principal
o tesis del texto para hallar el problema. Esto es algo que ocurre a veces, pero la
aplicación mecánica de esta norma (incorrecta norma) ha hecho fracasar más
comentarios de los que ha ayudado a salvar.
3) Lo cierto es que no se pueden dar normas fijas sobre cómo formular el
problema. Lo que sí es necesario decir es que un problema es una pregunta
abierta a diversas posibilidades, a diversas respuestas. En esto consiste,
precisamente, su carácter de problema. Si sólo tuviera una posibilidad de
respuesta no sería tal problema. La formulación, por lo tanto, debe poseer esta
característica. Si la pregunta ya encierra uan respuesta o ya indica claramente
una dirección o un ámbito concreto sonará a retórica, no a genuino
planteamiento de un problema.
4) El problema es una manera personal o matizada de enfocar o penetrar en asuntos
o aspectos concretos del tema general, lo que implica que la pregunta no debe
ser tan amplia que abarque todo el tema. En este caso, perderíamos de vista el
asunto central del texto.
5) A veces el problema puede ser planteado en forma de alternativa, cuando lo que
hace el autor es enfrentar dos tesis contrarias.
LOCALIZAR EL TEMA GENERAL
Una vez entendida la terminología se trata de entender el tema general del texto.
Normalmente, todo texto trata de decir algo y para demostrarlo dice otras cosas que
sirven para aclarar el tema (tesis, explicaciones, subtesis, ejemplos etc..). Se intenta
ahora encontrar ese tema general. El tema es, pues, el asunto más general sobre el que
habla el texto y al que debemos mencionar con el menor número de palabras; a ser
posible con una sola. Habrá de concentrarse, por lo tanto, en la búsqueda de esa idea, sin
preocuparse demasiado, por el momento, de las ideas secundarias.
Para encontrarla, puede ser útil recordar que todo texto es una respuesta a algo que no se
sabe (o el mismo planteamiento de un problema). El tema surge en la respuesta a la
pregunta: ¿De qué habla el texto?, ¿Cuál es el objeto general del discurso? Así: el amor,
la belleza, el conocimiento, la verdad, la justicia, la experiencia, la libertad, el bien, la
filosofía, la educación, el trabajo, la felicidad, la explotación, la vida, la responsabilidad,
la ley, etc. Por su brevedad podría colocarse como título, aunque no lo recomendamos
por ser demasiado vago e indefinido respecto al contenido particular que el texto
pretende aportar.
La localización del tema necesita de una lectura atenta y cuidadosa que ha de estar
advertida de tres errores usuales: Primero: pensar que el tema siempre debe aparecer
mencionado en el texto. Esto, efectivamente, puede suceder, pero no es necesario que
así sea. Segundo: confundir el tema con el problema. El problema es, un interrogante
sobre un aspecto parcial del tema. Tercero: confundir el tema con la tesis, que es la
respuesta del autor al problema planteado sobre el tema.
LOCALIZAR LA TESIS
La tesis es la respuesta dada por el autor al problema planteado. Es la afirmación o
negación fuerte alrededor de la cual está organizado el resto del texto, ya sea como
camino que lleva necesariamente a ella, caso de una deducción en la que la tesis es la
conclusión, o como una serie de ideas introductorias que escalonadamente nos
aproximarían a dicha tesis; o también como argumentación que apoya y fundamenta una
vez expresada. Problema y tesis son los dos polos entre los que se mueve el texto, los
que marcan la dirección última de su sentido.
La tesis es la idea fundamental del texto, por lo que debemos formularla de manera
rotunda y contundente, a ser posible mediante una frase breve, de forma directa y sin
rodeos.
Respecto a la tesis o idea fundamental se han de tener en cuenta algunas
consideraciones:
1) La primera es que no es necesario que esté redactada como tal tesis en el texto,
es decir, no tiene por qué coincidir con una frase completa u oración gramatical.
Es más frecuente que se encuentre diseminada a lo largo de un párrafo o de todo
el texto, aunque casi siempre encontraremos una frase que será su núcleo.
2) Consecuencia de lo anterior es que no se debe esperar que esté formulada al
principio del texto, seguida de una argumentación que la fundamente, ni al final
como una conclusión de lo dicho; éstas sólo son dos de las muchas posibilidades
existentes.
3) En tercer lugar, no se debe interpretar la expresión “respuesta a un problema” en
el sentido de esperar una afirmación o negación rotunda al problema. Puede
ocurrir que encontremos un texto cuya tesis afirme que el problema está mal
planteado, o que es un pseudoproblema que en vez de ser resuelto, pues al estar
mal planteado o carecer de entidad es imposible, deba ser disuelto, o que es una
falacia, una paradoja, un “si .. pero”, un “no, pero...” etc.
4) También podemos encontrarnos con diversas posibles respuestas, en vez de una
sola; o la presentación de tesis secundarias o subtesis de la tesis principal que
limiten o maticen su campo. Por ello se debe estar atento para saber
diferenciarlas y saber establecer las jerarquías.
En resumen, no se ha de esperar encontrar una formulación precisa de la tesis o una
clara afirmación o negación al problema planteado; existen otras posibilidades. De lo
que concluimos que la tesis saldrá a la luz producto del trabajo de análisis y
comprensión, al igual que sucedía con el problema. El comentarista deberá elaborarla en
la formulación precisa y contundente señalada. Es fácil comprender que la práctica
cumple un papel importante en este ejercicio. Sólo a través de ella el comentarista irá
familiarizándose con los textos y sus formas de expresión, e irá conociendo las diversas
posibilidades de aparición de la tesis.
EL COMENTARIO DE TEXTO
Es uno de los ejercicios más adecuados para desarrollar la capacidad intelectual de los
alumnos.
Implica múltiples habilidades de trabajo intelectual: resumir, comparar, dominar una
terminología muy específica, establecer analogías y comparaciones, formarse opiniones
propias y saber expresarlas.
Existen dos posibles formas:
a) Dirigido: cada profesor marca las pautas. Por ejemplo: explicación de frases,
localización de la idea principal, colocación de un título o estructura.
b) Libre: Su realización es más difícil. Supone ya cierta madurez y práctica. Éste es
el que nos interesa, pero teniendo en cuenta que su implantación debe ser
progresiva.
Dejemos bien sentado desde el principio lo que debe ser y lo que no debe
hacerse en un comentario de texto.
LO QUE SE DEBE EVITAR
La literalidad: repetir lo mismo que dice el texto, aunque se disfrace la repetición con
pequeños cambios o suprimiendo algunos términos. No se trata de parafrasearlo.
La arbitrariedad: decir cosas prescindiendo del texto y sin ninguna conexión con él.
LO QUE DEBE HACERSE
Captar y comprender el texto original: lo que realmente dice.
Aclarar, profundizar y enriquecer el texto: qué digo yo a partir del texto.
Existen muchos métodos y esquemas para hacer comentarios de texto. Nos vamos a
inclinar por ofrecer uno muy simple. Se pueden distinguir dos fases.
PRIMERA FASE
En la primera se trata de estudiar detenidamente el fondo (cuáles son las ideas del autor)
y la forma (cómo las expone) que tiene el texto. Así evitaremos lo que hemos señalado
en el cuadro anterior acerca de la literalidad y arbitrariedad. Se van tomando notas en
papel borrador siguiendo los pasos que se indican a continuación:
1. Lectura y comprensión del texto
PAUTAS:
Lectura atenta un par de veces para familiarizarse con el texto y enterarse de qué trata.
Lectura activa: subrayar las ideas más importantes.
Conocer el significado exacto de las palabras. ¡Cuidado con los tecnicismos filosóficos!.
Buscar en el diccionario de la Lengua o propiamente de Filosofía.
En una enciclopedia se puede recabar información sobre el autor y el contexto históricocultural
en el que escribió su obra.
2. Análisis del contenido.
Este paso es muy importante, pues sólo comprendiendo qué dice el texto se podrá
después comentarlo con sentido. Por ello hay que dedicar un tiempo a este análisis.
PAUTAS:
- Ponerle un título que exprese el tema, problema o tesis que defiende.
- Localizar las partes en que se divide el texto.
- Anotar las diversas ideas o problemas destacando la/las principal/es contenidas en el
texto.
- Descubrir las conexiones existentes entre las ideas, es decir, descubrir el orden interno
del texto, cuál es su estructura. repetición con pequeños cambios o suprimiendo algunos
términos. No se trata de parafrasearlo.
- La arbitrariedad: decir cosas prescindiendo del texto y sin ninguna conexión con él.
- Aclarar, profundizar y enriquecer el texto: qué digo yo a partir del texto.
- Se puede recurrir a la realización de un mapa conceptual. También, si se quiere, con
flechas, signos, números.
3. Análisis de la argumentación
PAUTAS:
-Localizar el hilo argumentativo que sigue el autor.
-Detectar insuficiencias en el modo de plantear el/los problema/as, ambigüedades,
falacias, saltos injustificados...
-Ver los recursos expositivos empleados para presentar y justificar su línea
argumentativa: ejemplos, comparaciones...
4. Valoración y crítica personal.
Es el momento más difícil y personal del comentario.
Requiere situarse ante lo que el texto plantea y abordarlo desde el propio punto de vista.
La opinión personal debe estar fundamentada y razonada coherentemente.
PAUTAS:
-Anotar, todavía en borrador, en forma esquemática:
-Conclusiones a las que ha llegado el autor.
-Argumentos que ha empleado.
-Actualidad que tienen las ideas del texto.
-Influencias que recibe el autor y con quién entra en polémica o enfrentamiento.
-Grado de acuerdo o desacuerdo con lo expuesto por el autor.
-Qué me aporta el texto.
SEGUNDA FASE
Después de realizados, en borrador, todos los pasos anteriores de la primera fase, se
trata ahora de pasar a la redacción definitiva del ejercicio en la que se desarrollan de
manera coherente las ideas.
A título orientativo, el esquema que se puede seguir es éste:
1. Introducción: ayuda a enmarcar y situar todo el ejercicio.
Redactar, sin excesiva amplitud:
-Autor
-Título
-Tema
-Partes en que se estructura el texto.
2. Desarrollo:
Se redacta el esquema de ideas que se había obtenido en borrador de los pasos 2.º y 3.º:
análisis del contenido y de la argumentación. La redacción ha de expresar con mucha
claridad qué dice el texto (pero sin que haya que seguir sucesivamente el mismo orden
del texto), sino acentuando los puntos fundamentales e indicar claramente las
conexiones que el autor establece entre sus ideas.
3. Conclusión.
Valoración crítica personal, redactando las notas del paso 4.º de la primera fase.
Finalmente, es necesario repetir unas observaciones muy generales que nunca está de
más recordar:
1. Procurar claridad expositiva:
-Lenguaje sencillo.
-Nunca frases rebuscadas.
-Frases cortas que favorezcan la comprensión.
-Párrafos no excesivamente largos.
-No divagaciones, repeticiones, regresiones.
2. Mantener un orden coherente: lo que se dice debe estar relacionado con lo dicho
anteriormente y lo que se va a decir a continuación.
3. Mostrar rigor y exactitud en los datos que se manejan.
4. Dar una presentación formal correcta:
-Dejar márgenes.
-Letra legible.
-Cuidar ortografía.
-Utilización correcta de los signos de puntuación.